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MAZATLÁN. – ¿Qué pasó en la cueva del Diablo de Mazatlán? Si eres local, seguramente creciste con las diversas leyendas que rodean a esta popular cueva de hasta 200 años de antigüedad que se encuentra ubicada en las faldas del Cerro de la Nevería, justo sobre el Paseo Claussen.  

Una de ellas dice que este espacio fue usado por piratas para para guardar magníficos tesoros, otra leyenda cuenta que un hombre tuvo un contacto con el mismo demonio y, claro, esa fue la que más gustó, por lo que desde ese momento el rumor de que en el interior de este espacio se escucha y se aparece el diablo no ha dejado de circular. 

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Otros dicen que quien se atreve a entrar ya no regresa, ya sea porque murió o porque “el diablo” se lo llevó. Otra de las historias que se cuentan, es que no es una cueva natural, sino que se creó para que los jóvenes de esos años no anduvieran de “vagos” por esas zonas o que la cueva cuenta con diversos pasadizos y que te puedes extraviar y salir por cualquier parte de Mazatlán, o no salir nunca.

Incluso hay un rumor que involucra al Carnaval, personas afirman haber visto a dos bellas mujeres ser seducidas por un hombre alto y guapo que estaba parado justo en la entrada de la cueva; se dice que las mujeres entraron, pero nunca salieron.  

Pero, ¿qué pasó exactamente? El cronista de la ciudad, Enrique Vega Ayala, explica que hay varios motivos por el cual se le conoce como la Cueva del Diablo. El principal era que ahí se decía que se aparecía este «ser» al que le conocemos como el rey del infierno, esta creencia tomaba poder por el penetrante olor azufre que de ahí emanaba.  

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Sim embargo, lo único verídico de lo que se tiene información concreta es que la cueva sirvió como depósito de dinamita cuando el Cerro de la Nevería fue utilizado para extraer el material con el que se construyó el malecón de Olas Altas, de ahí el olor a azufre.  

“El nombre viene de tradición oral, la ciudadanía así le empezó a decir desde hace muchos años atrás, pero se oficializó cuando la cerraron y le pusieron “El Diablo” como un símbolo”.  

Al principio la cueva no estaba cerrada, pero después las autoridades optaron por cerrarla con un cancel de color rojo vibrante, al cual le colocaron el nombre de “La Cueva del Diablo” y la figura de un diablo con cuernos.  

La Cueva del Diablo es sin duda un atractivo que nadie debe dejar de visitar en su travesía por Mazatlán y aunque no hay acceso, las personas pueden tomarle una fotografía para el recuerdo y decirle a sus familiares y amigos que estuvieron cerca de las puertas del inframundo.  

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