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Ignacio Zataráin

Fotografías por Karyna Sánchez

MAZATLÁN. – Hay quienes toman a sus papás como un ejemplo a seguir y hay papás que buscan dejar huella y un mejor mundo para sus hijos, así como lo hace Ignacio Zataráin, un amante de los océanos, de la vida marina y de un Mazatlán sin basura.  

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Ignacio solía amar la pesca, y desde los 13 años, cuando salía de vacaciones, se iba hasta playa Cerritos y esperaba a que los ostioneros salieran del agua. Poco a poco y con el amor que le tiene al mar, fue aprendiendo a la captura de ostiones y a hacerse de su propio equipo.  

Foto tomada de Instagram

Conforme pasó el tiempo su experiencia lo llevó a ser pescador submarino, a buscar el sustento de la familia a través de esta actividad, pero su amor por el mar, y ver como en una misma pesca observaba la basura flotando, le cambió todo.  

“Yo lo hago por los que vienen atrás, por las nuevas generaciones, por mis hijos, porque el día de mañana me van a decir que los lleve a la playa y qué van a encontrar, ¿basura?… Me enamoré del mar, pero también de otra cosa, de ver la playa limpia, de hacer un cambio en mí y creo que de ahí nació todo eso”, contó.  

De primera, él solo iba a las playas, se metía al mar y limpiaba, hasta que se topó con Viva la Ola, un colectivo que dedicaba sus fines de semana a limpiar las playas, cuando los encontró, se dio cuenta que había más gente haciendo lo mismo.  

Con los fines de semana, y las relaciones entre los mismos amantes de un Mazatlán más limpio, dio con Sofía Trejo, la activista que instaló la biobarda en el puente Juárez, en ese momento necesitaba ayuda con su proyecto y se sumó, a partir de ese momento se convirtió en alguien esencial para el “team”.  

De ahí, en un equipo entre Sofía Trejo, María Esther Juárez, Balbina Herrera e Ignacio Zataráin formaron Maz Conciencia, un colectivo ambiental dedicado a conservar limpio Mazatlán, con la instalación de la biobarda y su mantenimiento, con la instalación de colilleros de cigarros sobre el Malecón y con una limpieza constante de las playas y los manglares.  

“Creo que se hace uno parte de todo el entorno, ahorita soy humano porque estoy aquí platicando, pero soy un animal cuando entro, soy parte de, uno más, me hace sentir bien, me hace sentir mejor estar adentro del agua”, dijo.  

Fotos: Karyna Sánchez

De buzo de la basura a buzo del Gran Acuario Mazatlán Mar de Cortés  

Fue precisamente su tarea como activista, en una exposición de proyectos que conoció a una bióloga que, por medio de redes sociales lo reconoció, le llamó la atención y lo invitó a trabajar en el Gran Acuario Mazatlán Mar de Cortés, en ese entonces apenas estaba en construcción.  

Actualmente, después de certificarse como un buzo profesional, forma parte del equipo de buzos del “nuevo acuario”, alimenta, limpia las peceras e interactúa con los turistas en una exhibición en donde muestra su equipo, puede durar hasta 1 hora en el tanque, dice que él es feliz ahí.  

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