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MAZATLÁN. – Gustavo Osuna es comunicólogo y mientras vivía en Guadalajara extrañaba mucho su casa, Mazatlán, fue ahí, cuando algunos escasos 11 o 12 años inició con un blog que con el tiempo se formalizó a portal, quizá ya hayas leído de él, se trata del Mazatleco.  

Mazatleco.com nació fuera de casa, con un banco de imágenes de las playas, de sus calles y atractivos en donde escribía, por ejemplo, las 10 cosas que solo los que viven en la playa saben, por obras del destino regresó al puerto y le entró, de lleno, a documentar el lado turístico.  

Pero, no todo sucedió a la primera, ya habían pasado dos intentos más, y sabía, que la tercera era la vencida, dando en el punto exacto para que la gente lo leyera con todo lo que él, desde su perspectiva veía de Mazatlán, que comía, que visitaba y por donde caminaba.  

“Evolucionó a hacer un portal turístico, pero empezó siendo un portal de nostalgia, Mazatleco era algo de 100 por ciento nostalgias, era Gustavo extrañando Mazatlán. Vivía en Guadalajara, venía 4 o 5 meses y era puro tomar fotos y esas las alargaba, escribía lo que podía”, dijo.  

De un portal a un negocio de artículos  

El portal sigue, de hecho, es referencia para los mazatlecos que viven fuera, para el turista que busca algo más local entre las recomendaciones, lo siguen alrededor de 362 mil personas en Facebook, cerca de 40 mil personas en Instagram y en su canal de Youtube ya ha juntado a sus seguidores también.  

Sin embargo, ¿cómo sobrevive un portal o un medio de comunicación sino es vendiendo publicidad? Gustavo responde que uno de sus ideales es seguir siendo libre, no recomendar algo que quizá no le guste, ¿entonces?, ¿cómo mantiene a Mazatleco? Sí, con mercancía.  

En Nueva York es clásico comprar una playera con las iniciales de la “gran manzana”, hay ciudades que tienen sudaderas y gorras, ¿por qué en Mazatlán no tener algo similar? de ahí nacen las playeras que, hasta el momento, son las más vendidas.  

“Salen de no querer vender publicidad, como me sentía muy libre, si vendía publicidad y voy y no me gusta la comida o el lugar, ¿cómo voy a ganar dinero de esto? Mi hermano me preguntó cuál era el artículo que más se veía y era palabras mazatlecas, hicimos dos playeras de ahí, ‘arre’ y ‘bichi’ y se vendieron y de ahí en adelante”, comentó.  

De ahí, ya nada lo ha detenido. Pocos emprendedores como el, que buscan innovar con sus productos, con algo tan regional, ha logrado que el turismo o el mazatleco que viva en China use su playera y sienta la pertenencia, se sienta en casa, “pues”. 

Junto a ilustradores y diseñadores ha logrado plasmar la lotería mazatleca, vasos para café o para cerveza, llaveros de cosas emblemáticas como la pulmonía o el monumento al pescador, gorras con una pulmonía plasmada, unas calcetas con alguno que otro emblema.  

¿Qué sigue? Diseñar más, plasmar la identidad de Mazatlán en más artículos y así, conseguir algún emblema característico que traspase fronteras como sello de haber visitado el puerto.  

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