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Alemanes en Mazatlán

MAZATLÁN. – La comunidad alemana es y será uno de los grupos sociales que más aportó mejoras al puerto de Mazatlán, y no solo estamos hablando de un embellecimiento, sino de un verdadero crecimiento comercial marítimo que fue importante para la ciudad.   

La inmigración alemana en México sucedió entre fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Una buena parte de esta fue migración individual, es decir, que poco a poco comenzaron a tocar tierras porteñas y no como movimientos migratorios grupales como la inmigración de los colonos alemanes de Villa Carlota, auspiciada por el emperador Maximiliano (1864-1867) y la migración de menonitas. Una comunidad que en la actualidad se habla el Plautdietsch, un dialecto alemán llamado Niederdeutsch o Plattdeutsch en terminología alemana.  

Pero bueno, vamos a centrarnos en nuestro puerto y en todo lo que hoy podemos disfrutar gracias a las inversiones de los alemanes.   

De acuerdo a Leopoldo Hernández, director del Archivo Histórico de Mazatlán en nuestro alrededor existen edificaciones que muestran las influencias germanas del siglo XIX, esto, a pesar de toda la significativa transformación que ha tenido la ciudad hasta la fecha. Una prueba de ello es el Kiosco estilo gótico que se encuentra en la Plazuela República, que fue donado por Melchers Sucesores y en cuya placa dice: Obsequio al pueblo de Mazatlán, febrero de 1909.  

Y así como esa edificación existen muchas más llevadas a cabo por “Melchers Sucesores”, la cual fue una casa comercial alemana que tuvo mucho auge gracias a la actividad comercial marítima de esos años, pues a mediados del siglo XIX, había en Mazatlán 13 casas comerciales importantes de las cuales seis eran alemanas: Hass Denghauysen y Cia, Runherdt y Enwal, Jr Moller y Cia, Unde y Pini, Rocker, Riñes y Cia, y  Copman y Lomer. Tres eran francesas, Redanet y Echeguren, una suiza–española, De la Torre y Jecker y Cia, una americana, Matt y Talbat y una filipino-inglesa, Machado Yeawaid y Cia .  

El intercambio de Sinaloa de 1811 a 1877 se caracterizó por ser fundamentalmente marítimo debido a la inexistencia del transporte terrestre y porque este se concentraba en su mayor parte con Europa, por esta razón fue un monopolio de los comerciantes extranjeros radicados en Mazatlán que fortaleció esta situación al ser el único puerto habilitado para el comercio de altura y al ser ellos los únicos con los contactos necesarios y crédito en el exterior.  

Otra de las familias que le apostaron al desarrollo de Mazatlán fue la “Claussen”. ¿Te suena? El Paseo del Centenario existe desde 1910 gracias a Jorge G. Claussen, quien durante el centenario de la Independencia de México fue presidente del consejo de Mejoras de Mazatlán y gracias a su gestión se diseñaron, trazaron y construyendo varias obras que aún perduran, como lo son dicho paseo y el conocido como Paseo Claussen.  

Esta comunidad no solo dejó su huella en lo comercial, sino que también en lo cultural, trayendo con ellos su música, introduciendo en sus bandas instrumentos de viento y percusiones mismos que fueron los antecesores de las actuales bandas de música sinaloenses, así como la creación de la conocida Cervecería Pacifico.   

Pero ¿Qué fue de los alemanes en Mazatlán y en México?  

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La emigración alemana a México tiene su lado oscuro. A partir de 1933, el régimen de Adolf Hitler buscó tener una mayor presencia en México. Había intereses políticos y comerciales en juego.  

Las autoridades del Tercer Reich pudieron encontrar aliados en una parte de la comunidad alemana radicada en México provocando que los mexicanos sintieran cierto repudio que los obligó a regresar a su lugar de origen pues estos eran considerados espías de Hitler. 

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