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Yo tenía 20, no sé cuántos tenías tú y la verdad no me importaba, te admiré desde entonces, tan decidida, tan madura, tan entrona. 

Como dicen las nuevas generaciones, yo era de la “chaviza”, hambrienta de aprender de los que sabían más que nosotros, creo que tampoco tú eras tan experimentada en el periodismo, pero sí en la vida, y eso te daba más cultura general, más conocimiento práctico, más seguridad para cuestionar, una perspectiva que mis ojos nuevos no tenían. 

En esos primeros tiempos no eras mi amiga, lo eras de Sandra López, de Olivia Álvarez, de todos los “asoleados”. Pero poco a poco me fui ganando un espacio en tu corazón. 

Y aprendí de ti, quizá las cosas que las fuentes no quieren que un novato aprenda: a no tratarlos como dioses, a bajar a los entrevistados al nivel de los humanos, a que, si nos tratan mal, podemos hacer público ese maltrato. 

¿Recuerdas, Yolanda, cuando hacías tus pininos en NotiSat? Siempre habías trabajado para medios impresos, pero las radiodifusoras empezaron a expandirse y te entregaron una gran grabadora y un micrófono. Nadie habría creído que enviaras una nota con un audio de otra reportera junto a la respuesta del funcionario. 

Entrevistábamos a Martín Gavica Garduño, un 30 de diciembre, un día antes de asumir la Presidencia Municipal, y le pregunté, primero, ¿Cómo hará para enfrentar el corte de energía eléctrica que impuso la CFE a los edificios del Gobierno Municipal, ya consiguió para pagar lo que deben? “Tengo la mente en blanco”, respondió. 

Segunda pregunta, no nos amedrentábamos tan fácilmente, ¿Están revisando el embargo del sistema de radiocomunicaciones que realizó Hacienda? “Tengo la mente en blanco”, respondió. 

Tercera pregunta: El único funcionario que falta por nombrar en su administración es el director de Seguridad Pública, ¿nos puede adelantar quién será? “Tengo la mente en blanco”, ¡respondió de nuevo! 

Y entonces, hice lo que no debe hacer un periodista, lo confieso, y lo cuestioné. 

¿Qué van a hacer los mazatlecos con un alcalde que por tres años tenga la mente en blanco? 

Pero Yolanda fue más allá que yo. Armó su nota para NotiSat, ¡Y la envió con mi voz reclamándole al Alcalde su mente en blanco! 

En otra ocasión, harta de las groserías de ese mismo personaje, a quien debía entrevistar por encargo de su Jefe de Información, Yolanda le grabó los besos que le tronaba en lugar de respuestas. Y así mandó su nota. “Al preguntarle al Alcalde sobre la repercusión de la ola de violencia en Mazatlán de cara a la ya próxima Serie del Caribe, así respondió, escuchemos: muamuamuamua. Sí el Alcalde envió besos al auditorio, como ustedes acaban de escucharlo”. 

Así era Yolanda. Pero más que anécdotas chuscas, se metía en los temas, los desmenuzaba, y no solo en el periodismo, lo hacía en la vida diaria. 

Le encantaba abrir su casa para las mujeres periodistas, a quienes recibía con un clásico atún horneado, delicioso, y aderezábamos la comida contando anécdotas, haciendo recuento de las viejas, las medianas y las nóveles periodistas de Mazatlán, nos reíamos, comíamos, nos poníamos al día. 

Amabas viajar y ya no pudo ir a su último paseo por San Cristóbal de las Casas, aislada por temor al Covid 19, ahora entiendo la gravedad de su enfermedad, pues nunca habló de ella. 

Pero aún desde su encierro en la casa que inteligentemente modificó para evitar subir escaleras, nos llamaba para darnos temas de investigación, por ejemplo, el de las tarjetas vencidas de los programas sociales, que no se reponían tan fácilmente y mientras los bancos “jineteaban el dinero” de los derechohabientes con la complacencia del Gobierno Federal. 

Me quedo para siempre con el último mensaje que me envió, el 15 de junio.  

“Te aprecio mucho. Te mando un abrazo cariñoso”, esas fueron sus palabras. 

Yolanda, gracias por tu aprecio, fue correspondido. 

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