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El cometa Nishimura, descubierto por el astrónomo aficionado japonés Hideo Nishimura el pasado 12 de agosto, se ha vuelto visible desde la Tierra en los últimos días, prometiendo un espectáculo celestial único.  

El mejor momento para admirar su esplendor será durante el anochecer del domingo 17 de septiembre, antes de que continúe su viaje y no regrese a nuestras vistas hasta dentro de 434 años. 

Según astrónomos del Observatorio Astronómico Nacional (OAN), en días anteriores, el cometa era visible al amanecer, pero apenas sobre el horizonte oriental antes de la salida del Sol. Sin embargo, a partir de hoy, el cometa se vuelve visible al anochecer, aunque se encuentra a una elevación muy baja sobre el horizonte oeste. Su trayecto lo llevará desde la constelación de Leo hacia Virgo. 

El cometa, denominado técnicamente como C/2023 P1 y bautizado en honor a su descubridor, se encuentra actualmente a unos 125 millones de kilómetros de la Tierra y se acerca al Sol.  

Durante esta semana, su brillo aumentará gradualmente. Según los cálculos del Jet Propulsion Laboratory de la NASA, el domingo 17 de septiembre, Nishimura estará a solo 34 millones de kilómetros del Sol, alcanzando su perihelio, la distancia mínima con el Sol. 

A pesar de que actualmente es difícil verlo a simple vista debido al resplandor del amanecer, existe la posibilidad de que este fin de semana, el cometa sea visible con dificultad.  

Expertos aconsejan observar el espectáculo desde un lugar despejado sin obstáculos, ya que el cometa pasará a una baja altitud sobre el horizonte oeste. Se recomienda el uso de binoculares o un pequeño telescopio para una mejor visión. 

Este cometa es catalogado como un cometa de largo período, lo que significa que tiene una órbita extremadamente larga. La última vez que visitó la Tierra fue en el siglo XVI, y según las estimaciones de los astrónomos, no volverá a acercarse a nuestro planeta hasta dentro de 434 años. 

Para saber 

Los cometas como Nishimura están compuestos por pequeñas partículas de polvo fino, minerales residuales de la formación del sistema solar, y una proporción de hielo, incluyendo agua, metano y amoniaco, así como materia orgánica. Cuando estos cometas se acercan al Sol, se calientan, pierden gases y parte del agua se vuelve líquida, lo que debilita su interior y puede llevar a su fragmentación. 

Estos cometas de largo período tienen su origen en la nube de Oort, una estructura que rodea el Sistema Solar y está formada por miles de millones de cuerpos helados. Esta nube se encuentra a una distancia de unas 2.000 veces la distancia entre la Tierra y el Sol en su punto más cercano.

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