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MAZATLÁN.- Sinaloa cuenta con un fruto nacido de zonas áridas que, en los tiempos remotos, las comunidades indígenas lo consideraron como manjar de los dioses y que hoy en día se deleita hasta en una nieve, hablamos de las pitayas.  

Esta fruta se da comúnmente en las zonas más áridas del estado, entre los meses de abril y junio, en San Ignacio, Choix, Mazatlán, Concordia, Elota Cosalá y Culiacán. 

Son cosechadas de sus cactus, se limpian y se venden en cubetas casa por casa o en las mismas plazuelas, siendo el deleite de la temporada.  

En épocas antiguas, por las comunidades indígenas, la pitaya era considerada un manjar de los dioses, solo los privilegiados podían degustar de ella, pero actualmente todos esperan ansiosos la temporada para comprar más de una cubeta.  

La pitaya es un cactus cubierto de espinas y da una flor que al ser polinizada se convierte en el fruto de pitaya, de sabor dulce y de colores distintos a su interior dependiendo de su maduración, de un color blanco hasta un rojo.  

La Secretaría de Agricultura y Ganadería señala que la pitaya tiene beneficios como, controlar los niveles de glucosa en la sangre y ayuda en la prevención de la diabetes por sus altos niveles de fibra, betalaína y vitamina C, mejora la digestión y previene el envejecimiento y las enfermedades respiratorias.   

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En México existen 22 especies de este fruto perteneciente al género Stenocereus, de las cuales siete son endémicos de Sinaloa, la única pitaya nativa de Sinaloa es la variedad conocida con el nombre de  Martinezzi.  

Cuando llega su temporada, que es corta, la gente la aprovecha para hacer nieves, paletas, mermeladas, incluso hasta tamales o simplemente comerlas al natural, que en una sentada no bastará con comer una. 

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