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MAZATLÁN.- La sonrisa del pequeño Santiago Mancilla Tirado o «Santi», como todos le decían, se apagó al cumplir apenas 2 años de edad, por una terrible enfermedad que socavó su salud hasta apartarlo de este mundo terrenal, lo cual dejó un gran vacío en sus padres, quienes mientras vivía, nunca dejaron de luchar por volver a mirar a su pequeño de pie.  

Con flores, globos y uno que otro juguete, este marte decenas de familias decoraron las tumbas de aquellos pequeños que, por cuestiones del destino, partieron de este mundo; en este marco de celebración, nostalgia y festejo, Manuel Mancilla Jiménez, periodista de profesión, platica del proceso que tuvo que enfrentar desde aquel último día que vio a su hijo con vida. 

Acudir al panteón, para Manuel y su familia se ha vuelto más que una tradición, puesto que visitan el panteón no solo el Día de los Santos Ángeles, sino también en varias ocasiones especiales del año como en Navidad o el cumpleaños del pequeño, aunque ambos señalan que siempre lo llevan con él en cada paso que dan los 360 días del año.  

“Vamos varias veces al año, en ocasiones especiales como Navidad, su cumpleaños, Día de los Angelitos, del Niño y tratamos de llevarle un juguete, sus personajes favoritos; le gustaba ver mucho El Chavo, apenas empezaba a hablar e identificaba a todos ellos, le gustaba tocar un piano que le regalaron, se emocionaba. También los dinosaurios, tenía juguetes y le gustaba ver una revista de ellos”, expresó el padre de Santi.  

El joven periodista comentó que son seis años de haber sufrido la pérdida de su hijo. Aquel 1 de marzo lo tiene grabado como si fuera ayer, cuando su pequeño guerrero perdió la batalla en la ciudad de Culiacán, debido a un problema pulmonar, derivado de quimioterapias y el desgaste físico de su pequeño cuerpo. 

Los días fueron complicados para todos, aunque Manuel, en todo momento siempre luchó y buscó por todos los medios, noches, tardes y días enteros, la manera de que su hijo saliera de ese mal momento y poder ir de la mano al parque con él, jugar al futbol y pasar momentos de calidad con él, pero lamentablemente no se pudo.  

Santi

Mancilla externó que sin duda es un proceso duro, muy desgastante, pero siempre en la búsqueda de salir adelante; en este caminar, el futbol ha sido una parte importante junto con su trabajo, el apoyo de su esposa, para andar de la mano con ese dolor, aunque su esposa, él y su familia siempre recuerdan al pequeño Santiago como un niño alegre.  

“Siempre con un ánimo positivo, sonriente, era un niño muy cariñoso que pudo soportar muchas cosas con esta enfermedad, muy querido, fue el primer nieto para mis papás, una gran sensación recibirlo”, dijo. 

Expresó que a pesar de que fue poco el tiempo que pudieron disfrutar de su presencia, mucha gente le decía que tenía ángel, lo querían mucho en los hospitales; en la casa se ganó el cariño de mucha gente. 

En su memoria, solo quedan cosas positivas de él, a quien recuerda con una sonrisa en el rostro. 

El tiempo sigue su curso y no da tregua, en casa de sus padres o suegros, siempre está presente el pequeño Santi, plasmado en fotografías o cosas alusivas a él; su recuerdo, a Manuel lo inspira para salir adelante en cada episodio difícil de su vida, aunque reconoce que los recuerdos siempre vagan y son complicados de digerir. 

Son golpes que nadie espera, pero que a él le ha ayudado para aprender mucho y definir la vida como un ciclo, algo que de la nada llega y así se va… 

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“No hay día que no lo recuerde, sus canciones, sus caricaturas, su sonrisa, son tantos los recuerdos que almaceno, pero hay que seguir en esto y hay que tenerlos bien puestos para continuar en este duro sendero que es la vida”, agregó.  

Por último, agradeció a Dios y a todas las personas que lo han apoyado moralmente, y a su pequeño Santi, siempre lo va a recordar en cada gol que anote, en cada nota periodística que escriba, cantando, o en cada gol que haga, porque cada uno de ellos, siempre serán para su ángel que desde el cielo lo cuida a él y a su pequeña familia. 

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