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deflación china

El Indice Precios al Consumo (IPC) oficial, que mide la inflación, cayó un 0,3% en Julio, con respecto al mismo periodo del año anterior, y de acuerdo a los analistas, esto aumenta la presión sobre el gobierno de Pekín para que reactive la demanda en China, la segunda economía más grande del mundo.

La noticia llega después de los débiles datos de importaciones y exportaciones, que generaron dudas sobre el ritmo en el que se está recuperando China después de la pandemia.

El país también se enfrenta a la creciente deuda del gobierno y a problemas en el mercado inmobiliario; el desempleo juvenil, que se sitúa en máximos históricos, también preocupa, ya que se espera que este año se incorporen al mercado laboral chino 11,58 millones de graduados universitarios, una cifra récord.

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La caída de los precios dificulta a China reducir su deuda y enfrentar todos los retos que de esta se derivan, como la desaceleración del crecimiento, dicen los analistas.

«No existe una receta secreta para elevar la inflación», afirma Daniel Murray, de la firma de inversión EFG Asset Management. Él recomienda una «simple combinación de más gasto público y menos impuestos, junto con una política monetaria más flexible».

La mayoría de los países desarrollados experimentaron un aumento del gasto de los consumidores luego de que se terminaran las restricciones de la pandemia. La gente que había ahorrado dinero y pudo y quiso gastar, mientras las empresas luchaban por mantener el ritmo de la demanda.

El enorme aumento de la demanda de bienes cuya oferta era limitada, unido al encarecimiento de la energía tras la invasión rusa de Ucrania, infló los precios.

Pero eso no fue lo que ocurrió en China, donde los precios no se dispararon cuando el país salía de las restricciones más estrictas del mundo contra el coronavirus. La última vez que cayeron los precios fue en febrero de 2021.

De hecho, los precios han estado al borde de la deflación durante meses y estuvieron estancados a principios de este año debido a la debilidad de la demanda. Los precios que pagan los fabricantes chinos también han estado cayendo.

“Es preocupante en la medida en que demuestra que la demanda en China es escasa, mientras que en el resto del mundo, especialmente en Occidente, está despertando”, dijo Alicia García-Guerrero, profesora de la Universidad de Ciencia y Tecnología de Hong Kong.

“La deflación no ayudará a China. La deuda se hará más pesada. Todas estas no son buenas noticias”, añadió.

¿Por qué la deflación es un problema?

China produce una gran proporción de los bienes que se venden en todo el mundo.

Un posible efecto positivo de un periodo prolongado de deflación en el país puede ser que ayude a frenar la subida de precios en otras partes del mundo.

Sin embargo, si los productos chinos a precios reducidos inundan los mercados globales, podrían tener un impacto negativo en los fabricantes de otros países. Se podría ver golpeada la inversión y el empleo.

Un periodo de caída de precios en China también podría golpear las ganancias de las empresas y el gasto de los consumidores. Esto podría provocar más desempleo.

También podría provocar una caída de la demanda de energía, materias primas y comida del país, que es el mercado más grande del mundo, lo cual afectaría a las exportaciones a nivel global.

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