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Películas mexicanas

Con un ciclo que abarca casi todo octubre, la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood dedica su sala de proyección Ted Mann Theatre a Maleficarum: resucitando el cine de terror mexicano del siglo XX.

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La presencia de las actrices Rosita Arenas, Blanca Guerra y la hija de Isela Vega, Shaula, completan el homenaje, que concluye el 27 de octubre y que fue inaugurado con la proyección de Cronos, de Guillermo del Toro, participante de la Semana de la Crítica de Cannes.

«Se creía que el cine de terror mexicano era meramente de luchadores. La idea de Maleficarum es recodarle al mundo que en México no nos da pena mezclar géneros; por ejemplo, La nave de los monstruos (1960), que combina ciencia ficción con horror y elementos del western», indica Abraham Castillo Flores, programador invitado por el Museo de la Academia.

Castillo Flores, quien también tiene a su cargo la programación del festival de horror en la Ciudad de México, Mórbido Fest, es asistente a varias de las funciones que ayudó a programar, basándose en el catálogo disponible por Fundación Televisa-Univision, así como la colección de la Filmoteca de la UNAM y otras instituciones como Alameda Films, Imcine y TV Azteca, que proveyeron las películas en formato digital.

«Muchas de estas películas fueron de bajo presupuesto; pero eso no detuvo a sus creadores. Estas películas descubrieron a nuevos públicos que el cine mexicano necesitaba en su momento, en épocas donde la llamada Era de Oro del cine nacional estaba de salida. Me encanta haber podido ayudar a que una película como El barón del terror (1961), con Abel Salazar, se pueda ver tras mucho tiempo de haber estado guardada».

Veneno para las hadas (1984) y Hasta el viento tiene miedo (1968), de Carlos Enrique Taboada, al que Castillo se refiere como «El duque del terror mexicano», se suman a las cintas de Salazar, quien trascendió su oficio de actor para producir casi una decena de clásicos de horror, como El vampiro (1936), El espejo de la bruja (1960).

«Trajimos a Rosita Arenas a la presentación de El espejo de la bruja y La maldición de la llorona (1961), ella estuvo casada con Abel, pionero del cine de horror. Es un honor tenerla en el Museo de la Academia, al que agradezco resucitar este cine, que merece ser visto por las generaciones latinas en EU.

«Muchos coincidiremos que los monstruos del cine mexicano, aún cuando no son embajadores oficiales, sí son embajadores culturales», dice el historiador, quien invita a encontrar metáforas y analogías dentro de las criaturas de estas películas.

En los siguientes días, la ganadora del Ariel, Blanca Guerra, compartirá anécdotas de su Santa sangre (1989), mientras que Shaula Vega será parte de la presentación de Las amantes del señor de la noche (1983).

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