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MAZATLÁN. – No hace mucho que Silvia Lizárraga empezó en el mundo de los negocios, y a pesar de eso ya le deja satisfacciones y ganas de seguir obteniendo más.

Hay dos tipos de emprendedores, los que heredan negocios familiares o el dinero suficiente para crear uno, y los que le buscan, y le ahorran hasta conseguirlo, aunque sea algo pequeño, luego prosperan hasta ser grandes empresarios. En los últimos años, cada vez surgen más personas haciendo realidad sus sueños, animándose, creando estrategias para superarse y ser sus propios «jefes».

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Entre esta oleada de emprendedores hay muchas mujeres tomando riesgos, compromisos, desafíos dentro del mercado y viviendo esta nueva faceta, un polo de oportunidades para enfrentar la crisis que dejó la pandemia del Covid-19.

Silvia Lizárraga es una mujer emprendedora que se unió a la Asociación de Empresas de Mujeres Mexicanas Innovadoras, y a base de esfuerzo ha logrado, en tres meses, vivir grandes satisfacciones dentro del mundo laboral al enseñar sus productos.  

“Inicié porque una amiga me invitó, me dijo que podría vender todas mis cosas, tengo mi tienda, se llama Silvia Boutique, está ubicada por avenida Prados del Sol, donde vendo de todo, maquillaje, pinturas, ropa casual e interior, bolsa y monederos, entre otras cosas”, expresó.

Al inicio tuvo miedo, pero tener a personas respaldando sus decisiones la hizo creer en si misma.

«Al principio tuve un poco de temor, creo es normal el emprender en algo, pero después al sentir el apoyo de la Asociación me sentí respaldada para comenzar la aventura dentro del emprendimiento», dijo.

Así como Silvia, decenas de mujeres se están animando a entrarle al «quite», se empoderan, y buscan la manera de llevar el pan a la mesa, a través de sus capacidades.  

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