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MAZATLÁN. – Al caminar por el centro de Mazatlán te puedes encontrar con cualquier tipo de antojito para deleitar tu paladar y uno de ellos son los raspados más sabrosos y antiguos de la ciudad. Están ubicados a un costado de la Plazuela República, frente a la Catedral, los cuales llevan por nombre “Raspados llegue con Isaías”.

Fue en 1960 cuando Isaías Tiznado Cruz juntó unos ahorros, compró una carreta y salió a endulzarle la vida a los mazatlecos con sus raspados de sabores naturales.

Con el recorrer de los años, papá Isaías, como se le conocía, se comenzó a cansar por cargar la carreta, y adaptó un «motocarro», en la búsqueda de continuar con la tradición de raspados, así como sacar adelante a sus seis hijos.

Sergio Tiznado, uno de los hijos de papá Isaías, atiende actualmente la carreta, pero desde muy chico ayudó a su señor padre, quien ya falleció. Con la idea clara de mantener viva una tradición, logró sacar adelante a toda su familia y sigue siendo una fuente de ingresos importante para ellos.

“Mi padre nos dio estudios a todos gracias a Dios y a los raspados tenemos un licenciado en Turismo, un Contador, licenciado en Informática, otra en Ciencias de la Comunicación y un servidor que es licenciado en Administración de Empresas”, comentó.

La calle 21 de marzo es una de las calles mas transitadas del Centro Histórico, por encontrarse a un costado de Catedral y del Ayuntamiento de Mazatlán, por lo que si has pasado por ahí, seguramente ya probaste los raspados de Isaías.

Don Sergio Tiznado dijo que al tomar las riendas del negocio, así que comenzaron a buscarle otro estilo a la popular carreta y que se sintiera aún más la marca de Mazatlán.

“Invertimos en algo bueno, pero antes le metimos mucho “coco” entre todos, qué queríamos proyectar, era lo tradicional junto a la típico, y para nosotros lo tradicional es el raspado y lo típico una pulmonía, por eso adaptamos este concepto”, señaló.

Resaltó que aquí solamente se ofrecen los sabores tradicionales, desde Tamarindo, Vainilla, Ciruela, Piña, Fresa, Limón, Nanchi, y Groseya, así como el combinado con dos precios, el vaso chico 32 pesos, y el grande 42 pesos.

El popular “Checo” pertecene a la segunda generación que encabeza estos deliciosos raspados, pero sus dos hijas también han incursionando en el ambiente, Fernanda y Alejandra, que trabajan los fines de semana.

“Soy la segunda generación, pero atrás vienen mis hijas que serán la tercera generación, hoy en día las mujeres están dentro de todos lados y son pilares importantes. Ellas trabajan los fines de semana y manejan las redes sociales”, expresó.

El calorcito en el puerto ya comienza asomarse y un rico raspado tradicional no cae mal. Seguro ya sabes qué es el raspado, es una bebida a base de hielo, con concentrado de fruta y su respectiva lecherita, si así lo desean.

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