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MAZATLÁN. – Libertad, es lo que la danza le ha dado a Eric Carillo, quien a través de ella ha tenido la oportunidad de vencer sus miedos y adquirir seguridad en todos los aspectos de su vida.

De tan solo 27 años de edad, ya es un reconocido artista mazatleco que se ha presentando en casi todos los estados de la República Mexicana, en algunas ciudades de Estados Unidos y hasta ha representado a México en Japón.

Es bien sabido que la danza no es un camino fácil, requiere de una gran disciplina y sacrificios, pero eso no lo detuvo. Apasionado desde niño, descubrió a los 7 años que quería ser bailarín profesional gracias a una presentación del profesor Javier Arcadia, que sin imaginarlo, años después se convertiría en su mentor y actual colega.

Aunque en su momento se interesaba sólo en el generó del folklore, una vez que entró a la carrera de danza en el Centro Municipal de las Artes, descubrió docenas de géneros como la danza contemporánea que terminaron enamorándolo y haciendo que su pasión por el baile floreciera aún más.

“A partir de ahí empecé a ver otros estilos . Todo tipo de bailes que ahorita están en tendencia y empecé a aumentar el nivel de danza y esa necesidad de expresarme de esa manera”.

Nunca dudó de su decisión y pese a que existía y aún existe un tabú sobre que los bailarines son afeminados, pues se tenía la idea de que la danza solo es para “mujeres”; Eric simplemente ignoró los comentarios y se concentró en su práctica para convertirse en lo que es hoy en día, en un gran artista que ha puesto en alto el nombre de Mazatlán.

Incluso llegó a inspirar a su círculo de amigos para que también se convirtieran en bailarines y aprendieran a expresarse a través de la danza.

“Siempre había comentario de que ahí viene la niñita, pero sinceramente yo siempre estuve seguro de quién era yo. Nunca fui de defender algo que no había por qué defender. Al final poco a poco mi círculo de amigos fueron entendiendo eso y al final muchos o algunos se unieron conmigo o iban a verme a las presentaciones”.

Y es que el bailar, subirse a un escenario, el poder sentir el movimiento en sus zapatos de baile le ponen la piel chinita y lo transforman. La danza lo transforma en lo que él desea.

Pero ojo, no todo es miel sobre hojuelas pues la danza implica sacrificios. Expresó que implican muchas, pero muchas horas de práctica, pues considera que la teoría la tomas en un salón de clases, pero la práctica se ejecuta en casa.

“Requieres de mucho entrenamiento, yo me considero alguien que es muy entregado a esto y algo como consejo que me gustaría compartir es que un bailarín no se crea en un salón de clases. Al salón vas, aprendes y en tu casa perfeccionas. Lo que me ha caracterizado, más que mis años bailando son mis horas de práctica”.

Sus frutos en la danza

Su pasión lo ha llevado a presentarse en escenarios como el Auditorio Nacional, en los Premios Luna, y el aniversario de carrera artística de Julio Preciado. También ha participado en ferias de Chicago, Los Ángeles y San Diego y en la apertura del Festival Cervantino.

Además ha participado en videos musicales de diferentes artistas locales y nacionales.

Actualmente es profesor en el Ballet Folklórico de Mazatlán y trabaja junto al que en un principio fue su mentor Javier Arcadia.

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