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MAZATLÁN. –  Cuando éramos chiquillos, en nuestras colonias o vecindarios veíamos a una persona peculiar, que nos confundía, le llamaban con la palabra con “j”, usualmente tenía cabello largo, a veces teñido, ropa extravagante, y regularmente esa persona se dedicaba a cortarle el cabello a nuestros conocidos. Desde siempre estuvo presente en nuestras vidas la figura del trans, una figura que representa a Hazzel.

Este 31 de marzo se conmemora el Día Internacional de la Visibilidad Trans (Travesti, Transgénero, Transexual), porque a pesar de que esa figura ha estado presente en nuestras vidas durante mucho tiempo, todavía se lucha por vencer los tabús que existen. 

Su nombre completo es Hazzel Peraza Castro, tiene 42 años de edad, ahora lo tiene todo claro, es una mujer realizada: es activista y tiene una estética. Pero no siempre fue así, para llegar hasta donde está pasó por una juventud complicada, recibió golpes de la vida, desde el nucleó familiar hasta el social. Pero aceptarse fue como volver a nacer. 

Hazzel se identifica como mujer trans desde los 16 años de edad. Para ella, ser trans no es una preferencia, sino una identidad que no es fácil de explicar y que viene siendo un proceso completamente diferente para cada persona, algo interno que se le puede llamar de muchas formas.  

“Yo desde que tengo uso de razón, no sabía que era, por eso existen las etiquetas, yo creo que es algo muy interno, el proceso es diferente, no es solamente hoy me levanto y quiero ser mujer, esto no es de querer sino más bien de lo que tú lo eres, es un proceso largo o corto de aceptación hasta descubrir lo que eres”, explicó. 

Volver a nacer  

El proceso ha sido complicado, duro y triste. Hazzel se aceptó como mujer trans a los 16 años, después de años de vivir “encerrada”, se armó de valor y tomó al “toro por los cuernos” a esa edad. 

En ese momento, Hazzel manifestaba «disforia de género», es el término para una profunda sensación de incomodidad y aflicción que puede ocurrir cuando su sexo biológico, los genitales, no coinciden con su identidad de género. En el pasado, esto se denominaba trastorno de identidad de género.

Para Hazzel, iniciar la llamada “transición”, primero tuvo que enfrentarse a ella misma, luego a su familia y después de la sociedad, en esta última continúa su lucha. 

“Mi proceso fue lento, yo tardé desde los 16 a 19 años en darme cuenta, en ver qué es lo que yo quería, y ahí empezó mi cambio con la ropa”, dijo. 

La etapa estudiantil también sería un obstáculo al tomar la decisión de abrirse al mundo, a los 16 años se vio obligada a dejar la escuela, pues no quiso seguir un régimen en donde no aceptaban su identidad de género, y prefirió buscar otros medios para sobresalir.  

“Al dejar la escuela tuve que ver qué haría, y sería a los 17 años que comencé a trabajar como barredora de cabello, y sería a los 20 años que inicié mi vida como estilista”, expresó. 

A los 23 años empezó a inyectarse hormonas, para que al exterior luciera como ella era en su interior.

Además del estilismo, otra de sus pasiones es imitar a grandes artistas de la canción, hacer lipsync en la vida nocturna. 

Actualmente trabaja en Scándalo, un antro gay de Mazatlán, y aseguró que no cualquier persona puede tener un trabajo de noche. 

“También se nace para vivir de noche”, expresó.  

Activismo 

El hecho de que las personas trans son una minoría que hoy en día sigue luchando por el derecho a la igualdad, es suficiente razón para que Hazzel esté haciendo eco desde su activismo.  

Iniciar en el activismo LGBTTTIQ+ le dio más sentido a su vida, y aunque reconoció que no fue algo que pasara por su cabeza, en el 2018 lo decidió mientras pasaba por un momento crítico de su vida al salir de un cuadro severo de neumonía. Ahí se preguntó ¿para qué nací?, ¿Por qué tengo otra oportunidad de vivir?  

 “Me pregunté bastante cosas, me dije a mi misma si me llenaban las cosas que hacía, y la respuesta era clara, ocupaba encontrar algo más, conocí personas de la comunidad, y al escucharlos me di cuenta que tenía los mismos ideales y así empezó mi activismo”, expresó. 

Gracias a ella y a sus compañeras y compañeros, en Mazatlán se realiza la marcha con motivo del Día Internacional de la Visibilidad Trans cada 31 de marzo. 

Y aunque la lucha para los trans no ha terminado, en Sinaloa ya se aprobó la Ley de Identidad de Género para que las personas transexuales rectifiquen sus actas de nacimiento con el género que los haga sentirse cómodos.  

Y aún así, Hazzel aseguró que todavía falta trabajar en temas como educación y ajustar las leyes. 

Nueva generación 

Para Hazzel, las nuevas generaciones son más abiertas, comparado con la época de los 90’s. 

“Si yo hubiera vivido en esta época, a lo mejor hubiera tenido una mentalidad mejor para afrontar mis problemas y a mis padres”, compartió. 

Explicó que la vida de una mujer trans no es sencilla, porque están muy expuestas a ser víctimas de violencia, discriminación o burlas, donde todavía se usan calificativos despectivos como “maricón” o “la vestida”. 

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