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MAZATLÁN (Redactado por Edith Villaseñor). – En un mundo donde el estrés, la ansiedad y las enfermedades crónicas cobran protagonismo, el bienestar se ha vuelto una prioridad. Lejos de ser un lujo, hoy representa una necesidad. Por ello, el mercado del bienestar —valorado en más de 5 billones de dólares a nivel mundial— continúa expandiéndose con propuestas que abarcan lo físico, emocional y espiritual. 

La nutrición personalizada está en auge. Suplementos con adaptógenos, probióticos y superalimentos son solo la punta del iceberg. Marcas como HUM Nutrition o Ritual ofrecen vitaminas diseñadas según el ADN o el estilo de vida del consumidor.  

También han ganado popularidad las bebidas funcionales, como kombuchas y elixires relajantes con CBD, pensadas para mejorar el estado de ánimo o la concentración. 

En el ámbito del cuidado personal, los productos íntimos evolucionaron notablemente. Desde lubricantes naturales hasta dispositivos inteligentes enfocados en el placer y la salud pélvica, el enfoque es claro: eliminar tabúes y atender el bienestar sexual como parte del bienestar integral. 

Servicios para cuerpo y mente 

Los servicios también se diversificaron. La meditación guiada a través de apps como Headspace o Calm, el coaching emocional, la terapia en línea y los retiros de silencio son ahora más accesibles.  

A la par, tratamientos como los spas de flotación sensorial, la acupuntura digital y los entrenamientos impulsados por inteligencia artificial han revolucionado el cuidado del cuerpo y la mente. 

Además, el fitness dejó de enfocarse solo en lo físico. Hoy se promueven entrenamientos que integran respiración, conciencia corporal y salud mental, como el yoga somático o el método Pilates 2.0. 

¿Por qué el boom del bienestar? 

La pandemia aceleró la conciencia sobre la importancia del autocuidado. Las personas buscan recuperar el equilibrio, reconectar consigo mismas y prevenir enfermedades, más que simplemente tratarlas.  

El acceso a la información, el avance tecnológico y la apertura a temas antes considerados tabú han facilitado esta transformación. 

Lo que viene 

La inteligencia artificial ya está dando forma a asistentes personales de bienestar capaces de monitorear emociones, calidad del sueño y niveles de estrés mediante sensores.  

También se prevé el desarrollo de espacios urbanos diseñados para reducir la ansiedad: desde cafés terapéuticos hasta gimnasios multisensoriales. 

En definitiva, el bienestar ya no es una tendencia: es el nuevo estándar de vida. Invertir en él no solo mejora la salud, también eleva la calidad de vida, la productividad y la felicidad. En esta revolución, cada persona es protagonista de su propio cuidado. 

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