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BEBIDAS CON TEQUILA

CIUDAD DE MÉXICO.- Cuatro de cada 10 niños y jóvenes de entre 10 y 19 años que no estudian consumen alcohol, así lo revela la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut). En tanto, entre los jóvenes de ese mismo grupo de edad que sí se encuentran en las aulas, la ingesta es de 14.3%. 

Responsables de organizaciones civiles enfocadas al desarrollo de la niñez exponen que no existen programas gubernamentales de atención efectiva a este problema y puntualizan que estos menores pueden pasar de consumidores ocasionales de alcohol a continuar ingiriéndolo hasta llegar a beber de forma problemática o volverse dependientes. 

Por nivel socioeconómico, los niños y jóvenes que se encuentran en un nivel alto son quienes más ingieren bebidas alcohólicas, con 23.7%; en el nivel medio, 21.5%, mientras que en un nivel bajo, la ingesta entre los jóvenes de este tipo de bebidas es de 16.7%. 

La región donde niños y jóvenes de 12 a 19 años de edad consumen más bebidas embriagantes es la de la Ciudad de México y Estado de México, con 28.6%; la zona centro-norte del país, con 25.2%; el Pacífico sur, con 20.5%, y Pacífico centro, con 20.1%, de acuerdo con información proporcionada por la Secretaría de Salud (Ssa), a través del Instituto Nacional de Salud Pública (INSP). 

Problema de salud pública 

En la Ley General de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes se establece el derecho de la niñez y la adolescencia a la protección de la salud y a disfrutar del más alto nivel posible de esta. 

Sin embargo, la Comisión Nacional contra las Adicciones (Conadic) señala que “el consumo de bebidas alcohólicas entre los menores de edad es un problema de salud pública, que en los últimos años ha cobrado importancia, debido tanto a los efectos que provoca en la salud, en la familia, en la escuela y en el desarrollo como por las consecuencias económicas y sociales que provoca”. 

El INSP destaca que el consumo de alcohol se considera uno de los principales factores de riesgo de discapacidad y de muerte prematura. 

“El alcohol es una droga que provoca dependencia y su consumo excesivo se asocia con más de 200 enfermedades y lesiones; es responsable de causar problemas y daños sociales, mentales y emocionales”, destaca el instituto. 

Precisa que existen muchos problemas asociados al abuso de bebidas alcohólicas, entre ellos intoxicaciones, accidentes, conductas violentas, cirrosis y hepatitis, alteraciones neurológicas y del páncreas, enfermedades cardiovasculares y degenerativas, deficiencias nutricionales, trastornos mentales, alimenticios y de la conducta, prácticas sexuales y conductas de riesgo, incluso cáncer del sistema digestivo. 

Juan Martín Pérez García, coordinador regional de Tejiendo Redes Infancia en América Latina y el Caribe, resalta que en un estudio reciente se revela que una proporción estimada de niñas, niños y adolescentes consumidores ocasionales de alcohol podrían continuar consumiéndolo hasta llegar a beber de forma problemática o volverse dependientes. 

“Una vez que comienzan a ingerir alcohol en edades tempranas pueden potenciar los riesgos en la edad adulta, además de afectar el rendimiento académico al generar ausencias y deserciones escolares, así como el desarrollo saludable y la transición de la adolescencia a la edad adulta”. 

¿Normalización cultural? 

El experto resalta que el consumo de alcohol entre estudiantes menores de edad ha generado preocupación debido a que ha presentado un aumento significativo y explica que esta conducta se ha normalizado en el país. 

“Conocemos y hemos visto que culturalmente se ve esto como bueno. Esto es una lógica de normalización cultural, particularmente en la etapa adolescente, en la que se está buscando validación, de tal manera que el alcohol se convierte en uno de los recursos culturales más utilizados para hacer el rito del paso de la adolescencia al macho, en el caso de los hombres”, explica Juan Martín Pérez García. 

Jesús Villalobos, quien dirige la organización civil Utopía, lamenta que el actual gobierno esté más preocupado por otros asuntos de índole político-electoral que por la atención a los problemas de la niñez y adolescencia. 

“Por más que se quieran tapar las cifras y se quiera además decir que con las becas se está atendiendo y se está reteniendo a los estudiantes en las escuelas, esto no es así”, advierte. 

Desafortunadamente, señala, no existen programas de atención. Lo único a lo que han apostado este gobierno y los anteriores es a hacer campañas visuales, audiovisuales, que salen como spots en televisión y en radio, en donde llama a no consumir no solamente alcohol, sino ningún tipo de droga o sustancia. “Pero esto, es evidente, no ha sido suficiente”, refiere. 

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