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Mucha de la filmografía de Steven Spielberg se asocia con la juventud.

Sobre todo porque cuando el director comenzó su carrera apenas tenía 24 años. A esta edad se estrenó su primer largometraje, la película estadounidense de televisión Duel (1971).

El filme le dio una reputación de ser un chico genio.

Desde entonces, mucho de su trabajo se ha enfocado en la cultura de la juventud: desde las aventuras heróicas de las antiguas historietas para jóvenes y adolescentes que inspiraron la saga de Indiana Jones, hasta Hook, de 1991, una versión revisionista de Peter Pan, el chico que no quería crecer.

Las referencias a «parques de diversión» de las películas Jurassic Park también siguen esta línea de su filmografía, al igual que algunos de sus trabajos más recientes como The BFG (2016) y Tin Tin (2011).

Pero antes de todos estos filmes vino E.T. el Extraterrestre, que estrenó en las salas de cine de Estados Unidos hace 40 años una semana como la actual.

Fue la primera película en examinar su niñez directamente, y su influencia aún se siente en una cultura fílmica que cada vez más tiende a tratar los temas sobre la juventud.

Un éxito instantáneo

E.T. el Extraterrestre se lanzó en el festival de cine de Cannes el 26 de Mayo de 1982, un par de semanas antes de su estreno en EE.UU. Había sido elegida para cerrar la edición número 35 del prestigioso evento.

Spielberg no era – y no es – un director independiente, así que el estreno no era seguro.

No obstante, la película fue aclamada con devoción desde el inicio. El director recibió una ovación de pie en la época en que esto no ocurría comúnmente, un hecho que sumó a su figura como leyenda.

El ruido provocado en el festival le representó ingresos masivos en taquilla, alcanzando casi US$360 millones durante su primera temporada en las salas de EE.UU.

Hasta el día de hoy, E.T. ha acumulado más de US$800 millones a nivel mundial (una cifra que incluye varios de los nuevos lanzamientos que se han hecho, como uno controversial del año 2002, en el que Spielberg cambió digitalmente las armas de la película por walkie-talkies).

E.T. fue la película más taquillera de la década de 1980.

La niñez como influencia

E.T. no es una película autobiográfica – en parte porque la protagoniza un pequeño y adorable extraterrestre que se estrella en la tierra -, pero claramente toma elementos prestados de la juventud de Spielberg, como lo ha dicho el director en varias ocasiones.

El principal aspecto de esa crianza que se trasladó a la pantalla fue el divorcio de los padres del director.

En la película, el protagonista Elliot (Henry Thomas) y sus hermanos Gertie (Drew Barrymore) y Michael (Robert MacNaughton), viven con su madre soltera (Dee Wallace), y la ausencia del padre se siente intensamente, particularmente en una de las primeras escenas.

Spielberg, la persona, casi que se divide en los dos personajes infantiles de Elliot y Michael, siendo en simultáneo el chico que añora la amistad (que en la película toma forma con el vínculo que desarrolla con el extraterrestre), y el hermano mayor protector (el realizador tenía dos hermanas menores).

El punto de vista de un niño

Spielberg estaba aún relativamente cerca en edad a sus personajes cuando rodó la película: estaba en la mitad de sus 30s.

Esto le permitió influir psicológicamente, algo que se refleja tanto en el intenso impacto emocional del largometraje como en la dinámica cinematografía de Spielberg, particularmente en la manera como la cámara se mantiene a la altura de la cabeza de un niño.

E.T. se sintió como el nacimiento del entretenimiento para los jóvenes del futuro, uno que de verdad entiende a su audiencia.

El director de cine Joe Stephenson coincide con esta opinión: «Intuyo que si se la muestras a un niño de 6 años hoy, sentirán que les habla a ellos, y se sentirán igual de conmovidos.»

El éxito de la película radica en que no solo se atreve a hablar a la altura de los niños, sino que se rehúsa a rebajarlos en su lenguaje: estos son niños que se rebelan, que responden a su ambiente, que toman decisiones en su propio mundo, uno en el que su dolor tiene el mismo valor que ellos mismos le dan.

El legado

Su influencia resuena hoy en día, y no solo en sus descendientes más directos, como la serie de Netflix Stranger Things.

No es difícil ver su legado en la manera como Pixar se ha apoderado del mercado de entretenimiento infantil: desde Toy Story, en la que los juguetes pueden verse como una representación de los niños, hasta Turning Red.

Pero a pesar de que E.T. mantiene una huella indeleble en el cine que llegó después, impulsando una reinvención del cine juvenil protagonizado por los jóvenes mismos, con películas que van desde Los Goonies hasta The Hunger Games, ha envejecido en el sentido de que ya no estamos acostumbrados al cuidado que se le dio a la escritura de su guión o a la impecable ejecución cinematográfica que tuvo.

E.T. marcó el inicio de un nuevo tipo de cine, pero también emitió un prolongado llanto de despedida a su propio tipo de películas: aquellas principalmente gobernadas por las emociones, y en las que la acción, la fantasía, y lo extraplanetario solo se tienen en cuenta si pueden revelar algo sobre las vidas humanas de verdad.

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