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MAZATLÁN (Redactado por Edith Villaseñor).- En la era digital, las redes sociales impulsan tendencias de estilo de vida que, aunque admiradas por muchos, resultan inalcanzables para otros, generando debates sobre su autenticidad y viabilidad. 

Un ejemplo destacado es Ashton Hall, un influencer de fitness que ha captado la atención por su rutina matutina extrema.  

Hall comienza su día a las 3:52 a.m., realizando prácticas como el “mouth taping” (sellado de la boca), baños de hielo faciales y la aplicación de cáscaras de plátano en el rostro.  

Esta rutina, compartida en sus plataformas, ha generado tanto admiración como escepticismo entre sus seguidores. 

Estas tendencias reflejan una creciente obsesión por la hiperproductividad y la búsqueda de estilos de vida que, aunque inspiradores para algunos, pueden resultar poco realistas o insostenibles para la mayoría.  

Los expertos advierten que esta cultura de la hiperproductividad puede causar estrés y agotamiento, afectando negativamente la calidad de vida. 

Es fundamental abordar estas tendencias con una visión crítica, reconociendo que lo que se muestra en las redes sociales no siempre refleja la realidad.  

Cada individuo debe encontrar un equilibrio que se adapte a sus propias circunstancias y bienestar. 

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