Columnas
‘Ferrusquilla’: Una sala de lectura andante
José Ángel Espinoza Aragón «Ferrusquilla», es el claro ejemplo de que podemos leer el mundo sin libros. Él era una sala de lectura andante
Samuel Parra*
MAZATLÁN.- Ejercer la oralidad es nuestro derecho a contar lo que sentimos cuando entramos en contacto con una manifestación cultural en nuestra comunidad. Lo vivimos de cerca con los adultos mayores, quienes recuerdan momentos de su vida y te lo comparten, en el salón de clase a través de las efemérides, incluso cuando tu mamá guisa y aprendes que la sazón se da con los puños… alguien la enseñó.
La oralidad abre camino al sentido de la horizontalidad cuando los discursos hegemónicos se derrumban y todos entendemos que habitamos la misma comunidad a fin de coexistir en paz, armonía y amor a través de un noble hábito que es la lectura.
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Las salas de lectura apadrinan ambos conceptos porque su objetivo no es llegar y devorar libros, el propósito real es contar lo que nos apasiona y por esta razón José Ángel Espinoza Aragón era una sala de lectura andante. ¿Y quién era Don Ferrus? Vamos a contarles esta historia a la generación de cristal y también la dedicamos a los prófugos del ácido fólico.
Gustito por los enmielados
Contar una historia es un ejercicio de palabras, metáforas y frases que no terminas de aprender, perfeccionar ni dominar porque la capacidad de asombro personal determina hasta dónde llegan los detalles y Don José Ángel Espinoza Aragón, «Ferrusquilla», fue un personaje de detalles.
Para narrar una anécdota se necesita gracia, quien le entienda se llevará un valioso recuerdo. «El Ferrus» poseía una memoria millonaria que compartía con propios y extraños. Hasta un curioso chamaco, con 15 años de edad, le preguntaba a su padre «Parra ¿quién es ese señor?».
Allá por 1996, «Ferrusquilla» era cliente frecuente del abarrote que mi familia atendía (hoy tortas El Parra). Llegaba con su bolsa reconocible de la Banda El Recodo de Don Cruz Lizárraga, cuyo logo traía impreso, a mi papá le compraba camote, calabaza y plátano enmielado. José Ángel iba ataviado en una guayabera azul, pantalón de vestir oscuro y zapato blanco que combinaban con el turquesa de sus ojos; fina estampa lucía a cada paso que daba incluso viajando en taxi desde su casa ubicada en el Cerro de la Nevería.
Otro encuentro como este ocurriría el 12 de agosto del 2003, corría la noticia de que Don Pablo Xibillé había muerto. Su trayectoria de empresario radiofónico marcó historia con programas como La Hora del Estudiante, conducida por Luis Navarro y el noticiero «Los Periodistas de la Radio», que dieron apertura para los comentarios, libertad de expresión y credibilidad.
Un servidor apenas tenía ocho meses como practicante en el periódico Noroeste, mi editor Rolando Arenas, quien encabezaba la Sección «Expresiones», me ordenó entrevistar a «Ferrusquilla» sobre el lamentable fallecimiento de Don Pablo. Recuerdo que Rolando se sabía de memoria el número telefónico de Don «Ferrus», marqué inmediatamente al domicilio del artista quien con un peculiar -«Buenas tardes»- respondió del otro lado del auricular.
Recabé su opinión mientras él soltaba anécdotas a diestra y siniestra, no había manera cortés de decirle: “Estos comentarios son suficientes”. La plática que duraría máximo 5 minutos se prolongó por 35 más. La ayudante fiel de cualquier reportero, una grabadora marca Sony (modelo V-O-R 2x Rec Time), me auxilió para transcribir la entrevista y entregársela a mi editor.
Las charlas con «Ferrusquilla» fueron constantes, amenas y jocosas. Solía topármelo en el Mercado Municipal José María Pino Suárez, en la Plazuela Machado y demás eventos culturales que organizaba el Municipio o la iniciativa privada.
Los “menumentos” y los vándalos
Hubo (y califico así porque desconozco si todavía existe) un grupo de ciudadanos que conformó el «Patronato por Mazatlán» en el 2007, que encabezó la construcción de un monumento para el artista sinaloense en el Paseo Olas Altas. Oriundo de Choix, «Ferrus» había cumplido 88 años de vida y 69 como artista, desde que inició en 1938 en la estación de radio XEQ; curiosamente nació el 2 de octubre.
Quien escribiera la canción La ley del monte, interpretada por Luis Pérez Meza, mencionó que este era el quinto monumento que han esculpido basándose en su persona. Existen dos estatuas en Choix, la tercera que se inauguró en Mazatlán y dos más que se presentarían al público el 10 de octubre en la Plaza de los Mariachis y el Paseo de los Compositores, en la Ciudad de México.
Pero en esas fechas se desató una oleada de ataques contra monumentos, eran notas de portada porque los actos vandálicos sinceramente eran ingeniosos, daban risa y todavía no existían «Memes» para satirizarlos.
Por ejemplo, El Venadito, fue lazado por jóvenes de Culiacán y después lo arrastraron sobre las calles de Olas Altas. Además, un turista dibujó un rostro sobre el personaje que representa la figura del padre en el Monumento de la Familia, ubicado sobre la Avenida del Mar.
Y después que repusieron El Venadito, un intento de vaquero se aventó el numerito de subirse al animal de bronce y montarlo. Si mal no recuerdo José Héctor «El Chepe» Rojas o Daniel Santana tomaron la foto de ese suceso chusco.
La estatua de «Ferrusquilla» pasó por la misma novatada, alguien le «voló» el sombrero que sostenía con su mano derecha y las cuerdas de la guitarra cuya mano izquierda se aferraba al mástil del instrumento. Al tiempo repusieron las piezas robadas que sí causó indignación a quienes apreciaban al compositor.
Estrella y sin streaming
De la tristeza y la pena nos vamos a las glorias del cine nacional donde «Ferrus», a petición del Gobierno del Estado de Durango, rescató más de 50 años de anécdotas, vivencias y momentos que convirtieron a la tierra de los alacranes en el sitio predilecto de directores internacionales de cine.
En un compendio de 52 capítulos escritos por José Ángel, recordó algunas de las cintas que se han filmado en Durango. Resaltaron trabajos como Los cañones de San Sebastián, protagonizada por Anthony Quinn; Comanche, El mal, Chizum y Pluma blanca, con Robert Wagner. En total, más de 100 películas se han realizado en dicho estado.
Como dato curioso, según el sitio de internet www.mexicoenjoy.net, en 1988 se construyó un pueblo llamado Los Álamos, para usarse como escenografía. Dicha creación se ambientó en la Segunda Guerra Mundial para recrear la fabricación de la bomba atómica en la década de los años 40. “Ferrusquilla” recordó una anécdota en la que responde el por qué Durango fue tan solicitado por directores internacionales.
Él me contó que conoció al fotógrafo Gabriel Figueroa y le dijo que «Durango era único visualmente, por sus paisajes y nitidez del cielo». Como aporte histórico, la primera conexión de Durango con el cine fue en el año de 1898, cuando se hicieron varias filmaciones por México, en Durango se filmó un corto de 48 segundos, el cual fue llamado Un tren llegando a Durango.
La oralidad es marisquera
Plato plano a ras de tablón pintado de blanco. A paso redoblado desfilan camarones cocidos, secos y en aguachile. Decoran cuadros de tomate, cebolla, lajas de aguacate y mentadas de cilantro al gusto. Salpimentan la onírica celebración de la gula marisquera a ronco pecho con un vaso de cerveza.
Tanto escribir con nostalgia en los dedos provocó que mi estómago reclamara su santo alimento, salí rápidamente de mi local con rumbo a «El Liguillas». Si no eres mazatleco seguramente te preguntarás ¿Qué es este lugar?
Sobre calle Carnaval y Ángel Flores se ubica una tradicional carreta de mariscos cuyo propietario era Faustino Rentería Cardiel, su amistad con el compositor dio vida a la canción De aquí hasta la tumba, pues sus versos exaltan los lazos fraternos entre dos amigos. A uno le reconocían su trayectoria artística y el otro era buscado por el sazón con que cocinaba mariscos.
María Elena Rentería de León continúa el legado de su padre, su negocio es famoso por sus ostiones de placer y callos de hacha en aguachile. Una canción para un amigo que se fue, una melodía que hoy cae como anillo al dedo. El marisquero pudo escuchar la canción antes de morir, en 1981.
Se fue el último de los cinco grandes de Sinaloa refiriéndose a «Ferrusquilla» y a quien comparan con Lola Beltrán, Pedro Infante, Luis Pérez Meza y Cruz Lizárraga.
Sí me pesó la muerte del artista porque lo conocí de cerca, varias veces conviví con él y sentía orgullo al decir «Ferrusquilla compraba calabaza enmielada en la tienda de mis papás».
Desde las anécdotas de infancia hasta las entrevistas para medios de comunicación, don José Ángel Espinoza Aragón seguramente tocó muchos corazones mazatlecos con esa humildad que lo caracterizó y el brillo en sus ojos que hoy nos mirarán desde el cielo azul.
Hasta siempre «Chimino».
*Samuel Parra
- Escritor, Ensayista y Promotor Cultural. Ha publicado ocho libros. Sus obras han sido premiadas en La India, Colombia, Perú, Chile y Estados Unidos.
- En el 2022 fue nombrado Embajador Cultural por la municipalidad de Margarita Bolívar, en Colombia.
- Es Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Autónoma de Sinaloa, Master en Literatura Mexicana Contemporáneo por la Universidad Autónoma Metropolitana.
- Actualmente colabora con la Universidad de Tours, en Francia y la Universidad Humboldt de Berlín, en el área de investigación académico-literaria.
- Forma parte del Sistema Nacional de Salas de Lectura, donde genera proyectos comunitarios para el esparcimiento de este hábito.
- En Tiktok, Instagram y Facebook pueden seguirlo como «Nono El Cerdito Lector», donde recomienda libros y autores, a través de un peluche que colabora con el Fondo de Cultura Económica, Brigadas para Leer en Libertad, Buscalibre.com y Librería Gandhi.
- Su obra literaria se concentra en los géneros de novela negra, realismo sucio, crónica y entrevista.
Y mientras redacta estas líneas de texto, en la intimidad que ofrece una cocina económica que atiende, el autor se «esmera» en escribir cuentos para jóvenes prófugos del ácido fólico.