Así nace la historia del orgullo LGBTIQA+ en México 

MAZATLÁN.- Hoy en día, las marchas del Pride, o del orgullo LGBTIQA+, se caracterizan por el color, los brillos, la fiesta, pero en 1979, era una alta exigencia para frenar la discriminación a las personas con preferencias sexuales distintas a la heterosexualidad. 

Todo inicia el 26 de julio 1978, durante la marcha por el aniversario de la Revolución Cubana, participó una treintena de homosexuales que se identificaron como integrantes del Frente de Liberación Homosexual de México. 

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Un año después, en 1979, grupos de jóvenes con la esperanza de cambiar el mundo y acabar con los abusos a los que se enfrentaban las personas homosexuales, fueron quienes partieron de la columna de la Independencia y caminaron por la calle de Lerma, desviados por la Policía para no transitar por el Paseo de la Reforma. 

Desafiantes y entre adrenalina, carteles y consignas como “¡No hay libertad política si no hay libertad sexual!” y “¡Sin libertad sexual no habrá liberación social!” avanzaban y, abrieron paso a una nueva lucha, el reconocimiento de los derechos de las personas lesbianas, gays, bisexuales, transgénero, travestis, transexuales e intersexuales.  

Los contingentes, que juntaban a alrededor de mil personas, llegaron a la hoy extinta Plaza Carlos Finlay y con su recorrido culminaron la primera Marcha del Orgullo Homosexual de México.  

Si bien no fue la primera manifestación pública de un grupo de personas homosexuales, sí se trató de la primera identificada como tal en nuestro país y es considerada precursora del orgullo en nuestro país. 

Las marchas del orgullo LGBTIQA+ actualmente  

Las marchas, además de seguir impulsando los derechos de la comunidad LGBTIQA+, también son una forma de expresión artística y social en el que el “amor es amor” abunda en cada participación.  

Empresas aliadas se suman al contingente y se convierte en un espectáculo que, al final, no deja de ser una expresión de lucha, sobre todo después de varias reformas a las leyes como el matrimonio igualitario y la eliminación de las terapias de conversión. 

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