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MAZATLÁN. – Rodar el mayor tiempo posible es uno de los objetivos principales de todo motociclista apasionado, de ahí que salir de viaje siempre estará en su lista de actividades, ya que, para los bikers, el viento tiene aroma de libertad y los paisajes por donde pasan enriquecen sus travesías y aventuras. 

El pasear en vehículo de dos ruedas a grandes distancias, es algo que no todos pueden experimentar, pues se requiere de mucha pasión y valor, debido a que esta vida llena de aventuras también incluye riesgos y muchos sacrificios, entre ellos dejar la comodiad y el confort. 

Quienes incursionan en él, parten de una admiración por el mundo del motociclismo con todas sus aristas, asumiendo la responsabilidad de vivir un sueño diferente. 

Tal es el caso de Julio César Zamora Pérez, oriundo de Parras, Coahuila, un motociclista joven, lleno de espíritu y sueños por seguir recorriendo el país en su moto, y llenar el morral de aventura. 

Y todo por la pasión que adoptó desde muy pequeño cuando conoció el mundo del motociclismo, y que hoy, a los 27 años de edad, ha podido cumplir este maravilloso momento. 

“Uf, desde niño me gustan las motos, pero fue a los 16 años cuando me hice de mi primera moto, y así comencé mi aventura, después me hice de otras motos, y viajé; empecé a salir a rodar, un sueño que siempre tuve. Este es mi segundo año que vengo a Mazatlán, siempre soñaba con venir”, destacó. 

Foto: Karyna Sánchez

Se le hizo venir a Mazatlán 

Con apenas cinco años dentro de Moto Club Legendarios de Parra, Coahuila, donde inició a rodar por diferentes puntos del país, Zamora Pérez reconoce que siempre quiso venir a Mazatlán. Fue el año pasado que se aventuró a conocer este gran evento, y hoy volve de nuevo, pues asegura haberse enamorado del destino por cada uno de sus atractivos y lo que ofrece la Semana de la Moto. 

Tan solo para llegar a Mazatlán, Julio invierte más de 5 mil pesos, esto sin contar los gastos que realiza en su estadía por hospedaje, alimentación y, sobre todo, la fiesta, pero es algo que para él, vale la pena cada peso invertido, ya que el vivir la experiencia sobre su moto es algo que no tiene precio y que no se puede explicar con palabras.  

“Lo mejor es rodar, sin duda alguna, sirve como terapia, te despeja muchas dudas; sirve también para apreciar cada momento que ofrece la vida, sentir el aire es sin duda lo mejor que puede existir”, indicó. 

Viaje en grupo 

El oriundo de Parra, Coahuila, mencionó que ha logrado rodar a diferentes puntos del país, entre ellos todo Sinaloa, Durango, Nuevo León, Coahuila. Los siguientes viajes que tiene agendado son San Luis y Zacatecas, dos grandes eventos de los carnales motorizados que como el de Mazatlán, reciben bastantes visitantes. 

Julio César viaja con un grupo de amigos de su moto club, donde además de andar en “manada” sirve de mucha ayuda si, en dado caso, ocupan ayudarse en la carretera; por eso, mencionó que además de la ropa, lo primordial es traer herramientas para cualquier circunstancia.  

Los amuletos también son parte de los adornos de su moto, además de ser un medio protector para él durante sus diferentes trayectos; más que un significado, dice, es para evitar algún mal en su vehículo de dos ruedas. 

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