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CIUDAD DE MÉXICO.- El presidente ruso Vladimir Putin ha desencadenado la preocupación internacional, luego de que este martes anunciara la suspensión del cumplimiento por parte de su país del START III o Nuevo START, el último tratado de desarme nuclear vigente entre Estados Unidos y Rusia. 

La decisión fue anunciada en un contexto donde Estados Unidos había afirmado recientemente que Rusia violó el tratado al negarse a permitir las inspecciones en su país, pero ¿qué es el Nuevo START? 

El Tratado de Reducción de Armas Nucleares Estratégicas (Nuevo START), firmado en 2010 por el entonces el presidente estadounidense Barack Obama y su homólogo ruso Dimitri Medvédev. En 2021 fue prorrogado por Vladimir Putin y Joe Biden, y expira en 2026. 

El tratado tiene como objetivo reducir las ojivas nucleares estratégicas desplegadas a un máximo de mil 550 cabezas de largo alcance para cada una de los partes, una cifra inferior a la del anterior acuerdo START. 

Se trata de un recorte de cerca del 30% respecto al límite establecido en 2002, y un máximo de 800 lanzadores y bombarderos. 

Historia de un acuerdo 

Cinco meses antes de que la Unión Soviética dejara de existir, en 1991, Mijaíl Gorbachov y George Bush firmaron el primer tratado START. Por este pacto, ambos países dieron por concluida la Guerra Fría, dejando atrás los acuerdos START I y START II. 

Es considerado el acuerdo de desarme más ambicioso en la historia desde la II Guerra Mundial, fue fruto del proceso negociador abierto en plena Guerra Fría por las dos superpotencias. 

Este START I estableció para cada país una reducción, para antes de diciembre de 2001, de sus arsenales de 10 mil a 6 mil cabezas nucleares y sus bombarderos estratégicos y misiles balísticos a mil 600. 

Además, fijó medidas de verificación de compromisos y obligó a ambas potencias a intercambiar información de sus respectivas fuerzas nucleares estratégicas. 

Mientras que el START II, suscrito en Moscú por los presidentes estadounidense, George Bush, y ruso, Boris Yeltsin, limitaba las cabezas nucleares de cada país a 3 mil 500 (Estados Unidos) y 3 mil  (Rusia) para 2007, además de autorizar a ensayar y desplegar sistemas defensivos antibalísticos frente a un ataque. 

Sin embargo, el Tratado START II nunca fue ratificado por Washington y Rusia lo abandonó el 14 de junio de 2002, en respuesta a la decisión norteamericana de hacer lo propio con el Tratado ABM de Misiles Antibalísticos, lo cual permitía a Washington construir en Polonia y República Checa su estratégico escudo antimisiles, considerado por Moscú una amenaza directa a su seguridad. 

A finales de 2007, Rusia se salió también del Tratado de Fuerzas Convencionales en Europa (FACE) -considerado piedra angular de la seguridad del continente y que habían suscrito en París un total de 28 países de Europa Occidental y Oriental, encabezados por Estados Unidos y Rusia-. 

El START III y el aumento de las tensiones 

Aunque el START caducó formalmente el 5 de diciembre de 2009, el Tratado se extinguió en la práctica con el nacimiento de su sucesor, Nuevo START o START III que firmaron en Praga los entonces presidentes de Estados Unidos, Barack Obama, y de Rusia, Dmitri Medvedev, el 8 de abril de 2010.  

El Nuevo STAR también limitó a 700 el número de misiles balísticos intercontinentales (ICBM), desplegados y no desplegados, así como lanzadores de misiles balísticos lanzados desde submarinos (SLBM) y bombarderos pesados equipados con armamento nuclear. 

Además, permitía la vigilancia por satélite y a distancia, así como 18 inspecciones al año para verificar los límites para asegurarse de que ambas partes cumplen el tratado, esto con el fin de mejorar la seguridad y estabilidad estratégica entre ambas potencias nucleares y sentar las bases para futuras negociaciones sobe el control de armas y la no proliferación nuclear. 

Durante los últimos años en los que el tratado se mantenía en vigor -expiraba el 5 de febrero de 2021-, se abrieron conversaciones entre las dos potencias para prorrogarlo. La principal discrepancia era la insistencia del Gobierno de Donald Trump para que China formara parte de las conversaciones, pese a que el gigante asiático se negaba a sentarse en la mesa de negociaciones al considerar que tiene muchas menos armas nucleares que Washington y Moscú.

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Nuevo impulso a las conversaciones 

Con la llegada de Joe Biden a la presidencia estadounidense las conversaciones cobraron nuevo impulso y el 3 de febrero de 2021, Biden  acordó con Putin prorrogar el START III por cinco años.  

En agosto de 2022 Rusia anunció la suspensión de las inspecciones estadounidenses de sus instalaciones militares, alegando que Estados Unidos obstaculizaba las visitas a sus propias instalaciones, lo que Washington negó. 

Rusia también pospuso indefinidamente las conversaciones sobre el tratado, que debían celebrarse en El Cairo, acusando a Estados Unidos de “toxicidad y animadversión”. 

Estados Unidos acusó a Rusia de incumplir el tratado. El embajador ruso en Estados Unidos respondió que Moscú había “observado irreprochablemente” el acuerdo y que la responsabilidad de la escalada recaía “enteramente en Washington”. 

En la práctica, este tratado es lo que ha frenado la carrera armamentista nuclear, aunque las armas ya existentes bastan para destruir el planeta varias veces. Sin embargo, la suspensión, por parte de Rusia, genera nerviosismos porque significa que el país puede abocarse a la construcción de armas más poderosas y peligrosas. Sin contar con la reanudación de ensayos nucleares, muy criticada por activistas y ambientalistas. 

(Con iformación de BBC) 

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