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Desde que empezó la guerra en Ucrania se habla de Tercera Guerra Mundial, pero en esta semana hubo un cambio importante, que podría modificar el curso del conflicto armado. 

Alemania y Estados Unidos anunciaron el miércoles que enviarán carros de combate avanzados a Ucrania, ofreciendo lo que un experto denominó una “fuerza de ataque blindada” para ayudar a Kiev a romper los estancamientos cuando la invasión rusa está próxima a cumplir un año. 

El presidente estadounidense, Joe Biden, dijo que Estados Unidos enviará 31 tanques M1 Abrams, revirtiendo meses de argumentos persistentes de Washington de que eran demasiado difíciles de operar y mantener para las tropas ucranianas. 

La decisión de Estados Unidos siguió al acuerdo de Alemania de enviar 14 tanques Leopard 2 A6 de sus propias existencias. Alemania se había negado a enviar los Leopard a menos que EU pusiera su Abrams sobre la mesa, no queriendo provocar la ira de Rusia sin que EU hiciera un compromiso similar. 

Biden dijo que los aliados europeos acordaron enviar suficientes tanques para equipar dos batallones de tanques ucranianos, o un total de 62 tanques. 

Varios países europeos han equipado sus ejércitos con tanques Leopard 2, y el anuncio de Alemania significa que pueden entregar parte de sus existencias a Ucrania. 

Advertencia de Vladimir Putin 

El presidente ruso, Vladimir Putin, sus diplomáticos y líderes militares han advertido repetidamente a Occidente que el suministro de armas de largo alcance capaces de atacar en lo más profundo de Rusia marcaría una línea roja y desencadenaría una represalia masiva. 

Mientras que otras armas como los tanques y ciertos sistemas de defensa aérea han recibido advertencias de los funcionarios rusos, la redacción ha sido deliberadamente vaga, tal vez para permitir que el Kremlin evite ser acorralado por amenazas específicas. 

Alemania precisó este jueves que prevé entregar los tanques Leopard 2 «a fines de marzo, inicios de abril», según declaró el ministro de Defensa, Boris Pistorius. 

El gobierno de Reino Unido ha anunciado que el lunes comenzará los trabajos de formación de militares ucranianos sobre el uso de tanques Challenger 2 y ha apuntado que los primeros carros blindados llegarán a Ucrania, en principio, a finales de marzo. 

Hablando en un discurso de video el miércoles por la noche, el presidente ucraniano Volodimir Zelensky elogió la creación de lo que describió como una “coalición de tanques”. 

“Debemos formar un puño de tanque, un puño de libertad cuyos golpes no permitan que la tiranía se levante de nuevo”, dijo Zelensky. Adelantó que Ucrania pedirá más armas, incluidos misiles de largo alcance y aviones. 

Andrei Kartapolov, un general retirado que encabeza el comité de asuntos de defensa en la Cámara Baja del Parlamento ruso, argumentó que tanto el Leopard 2 como el Abrams son inferiores al T-90 de Rusia, una versión modificada del T-72, indicó The Associated Press. 

Además, los observadores rusos señalaron que los tanques occidentales podrían tardar un tiempo significativo en llegar a Ucrania, y agregaron que entrenar a los ucranianos para usarlos y mantenerlos adecuadamente aumentaría el desafío. 

Para el Kremlin, estas iniciativas constituyen una «implicación directa» de los países de Occidente, unidos detrás de Ucrania para debilitar a Rusia. 

Rusia lanza más ataques 

Moscú primero se encogió de hombros y luego lanzó una nueva andanada de ataques. El Kremlin advirtió previamente que tales entregas de tanques serían una escalada peligrosa del conflicto en Ucrania, y denunció enérgicamente el movimiento decisivo de Alemania y Estados Unidos para enviar el armamento pesado a su enemigo. Pero insiste en que la nueva armadura no impedirá que Rusia logre sus objetivos en Ucrania. 

“El potencial que le da a las fuerzas armadas ucranianas es claramente exagerado”, dijo el portavoz del Kremlin, Dmitry Peskov. “Esos tanques arderán como cualquier otro”. 

Este jueves, Rusia lanzó una nueva ola de misiles y drones autoexplosivos en Ucrania, el último de una serie de ataques, muchos de los cuales se dirigieron a centrales eléctricas y otras infraestructuras clave. 

Las autoridades ucranianas informaron de al menos 11 muertos en los sucesivos ataques rusos registrados en varias partes del país, incluida la capital Kiev, así como en Zaporiyia. 

Los ataques con drones y misiles rusos se extendieron por 11 regiones, con 35 edificios dañados, según el balance provisional de ese portavoz. Este nuevo balance de víctimas y daños se produce después de que a primera hora de la mañana se reportara ya un muerto en Kiev, a lo que siguieron otros tres fallecidos en Zaporinyia tras un ataque contra instalaciones energéticas críticas. 

El comandante de las Fuerzas Armadas ucranianas, Valery Zaluzhny, había informado de que las tropas rusas lanzaron entre la noche pasada y la mañana de este jueves 55 misiles, 47 de los cuales fueron interceptados por los sistemas de defensa antiaéreos. Según precisó esta fuente a través de Telegram, 20 de los misiles interceptados, del tipo «Crucero», estaban dirigidos hacia Kiev, mientras que otros cuatro cohetes guiados Kh-59 no llegaron a su objetivo. 

Preocupa entrega de más armas 

Los comentaristas militares rusos dicen que tales ataques implican una preparación meticulosa, por lo que el último bombardeo probablemente se planeó con anticipación y no estuvo necesariamente relacionado con el anuncio del tanque. 

Yohann Michel, del grupo de expertos del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos, observó que, si bien, los suministros de armas occidentales irritan a Rusia, no puede hacer nada para detenerlos. “Es un problema que no necesariamente pueden abordar”, dijo, y señaló que las decisiones anteriores de EU y sus aliados de suministrar armas de defensa aérea a Ucrania podrían haber sido aún más preocupantes para Moscú. 

Desde hace mucho tiempo las autoridades ucranianas han expresado esperanzas de recibir aviones de combate F-16 y cohetes de largo alcance de Estados Unidos para los Sistemas de Cohetes de Artillería de Alta Movilidad, conocidos como HIMARS, a fin de atacar objetivos muy por detrás de las líneas del frente. 

Tales deseos provocaron comentarios alarmantes del diplomático ruso Konstantin Gavrilov, similares a los expresados anteriormente por Putin y otros. 

“Si Washington y la OTAN dan armas a Kiev para atacar ciudades pacíficas en lo más profundo de Rusia y tratar de apoderarse de territorios que constitucionalmente pertenecen a Rusia, obligarán a Moscú a tomar represalias fuertes”, advirtió Gavrilov durante una reunión de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE). “No nos digan entonces que no les advertimos”. 

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Carne de cañón 

En el terreno, las tropas rusas «intensifican» los combates en el este, según la viceministra ucraniana de Defensa, Ganna Maliar. 

Actualmente, el ejército ucraniano se enfrenta a la «superioridad en número de efectivos y de armas» rusa, agregó, citando la zona en torno a Bakhmut –que Moscú intenta conquistar desde hace varios meses– y la que rodea a Vugledar, una localidad en el suroeste de Donetsk. 

Las fuerzas ucranianas admitieron el miércoles que se habían retirado de Soledar, al noreste de Bakhmut, ahora en manos rusas. 

Según un sargento ucraniano, cuyo nombre de guerra es «Alkor», «la batalla fue dura».  

«Todavía disparamos, seguimos y seguimos, pero tras cinco minutos llega una nueva oleada de 20 enemigos», explica el militar. Llegan en un «número enorme. Utilizan sus soldados como carne de cañón». 

(Con información de AFP) 

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