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SAN JOSÉ.- Acusado de conspirar para traficar 500 toneladas de cocaína desde 2004 por Centroamérica y México rumbo al mercado estadounidense con el Cártel de Sinaloa y policías y militares corruptos y mafias de Honduras, el expresidente hondureño Juan Orlando Hernández Alvarado se convirtió este jueves en el primer expresidente de América Latina y el Caribe extraditado a Estados Unidos por narcotráfico en casi 51 años de guerra mundial contra las drogas. 

EU responsabilizó este jueves a Hernández de usar a Honduras como «narco-Estado» y de cometer fraudes en los comicios que ganó en 2013 y se reeligió en 2017 tras recibir dinero del narcotraficante mexicano Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo», líder del Cártel de Sinaloa, extraditado en 2017 a EU y condenado en 2019 a cadena perpetua más 30 años de prisión por narcoactividad. 

Hernández, de 53 años, casado con la abogada hondureña Ana García—padre y madre de Juan Orlando, Ivonne María, Ana Daniela e Isabela—, abogado y presidente de Honduras en dos cuatrienios seguidos, de 2014 a 2022, fue enviado a Nueva York este jueves a las 14:27 horas de Tegucigalpa (15:27 en el centro de México) por la DEA, agencia antidroga de EU, en un vuelo de esa dependencia federal estadounidense. 

Hernández, del derechista Partido Nacional (PN), se transformó para EU en una joya de la corona en la lucha antidroga por la extradición, sin precedentes en la historia interamericana. 

En una despedida con un video de escenas familiares, García tuiteó este jueves:

«¡VOLVERÁS @JuanOrlandoH! Esa es mi fe y mi declaración. ¡Nunca estarás solo, estamos contigo. Te esperamos en casa! ¡Te AMO! #JUSTICIA #VOLVERÁ #OREMOS». 

García divulgó este jueves un video del último mensaje de Hernández en Honduras y en el que pidió a los hondureños clamar «a Dios por justicia». 

En la Operación Liberación con más de 800 soldados y policías, de chamarra y pantalón azul de mezclilla, esposado y aparentemente sereno, Hernández fue transportado cerca de las 12:00 en helicóptero de un comando militar en el que estuvo preso a una base aérea castrense capitalina. 

Unos 10 minutos después descendió y, celosamente custodiado, caminó por la pista, ingresó a una instalación militar para diversos trámites. La nave de la DEA aterrizó en la base a las 13:17 y, con Hernández a bordo, despegó a las 14:27. 

Como el político de más alto rango de América Latina y el Caribe extraditado a EU desde que Washington declaró, el 17 de junio de 1971, la guerra contra las drogas, Hernández será procesado en la Corte del Distrito Sur de Nueva York. 

Hernández concluyó su segundo mandato el pasado 27 de enero y el 15 de febrero, a solicitud de EU con fines de extradición, fue detenido en su casa en la capital hondureña en un fuerte dispositivo policial para impedir su fuga que fue ordenado por su sucesora, la presidenta de Honduras, Xiomara Castro. 

En un mensaje que difundió en televisión en marzo, reafirmó ser inocente y víctima de una «venganza» de los narcotraficantes a los que persiguió en su gobierno. 

Hernández, único presidente hondureño que logró reelegirse desde el retorno de la democracia en Honduras en 1982, fue pedido en extradición por EU por tres acusaciones. Una es por conspirar para importar «una sustancia controlada» a EU, a sabiendas de que sería ingresada «ilegalmente». 

Una es por «usar o portar armas de fuego, o ayudar e instigar al uso, el poder y la posesión» de «ametralladoras y dispositivos destructivos» y otra por conspirar «para usar o portar armas de fuego» en apoyo a la «importación de narcóticos». 

El caso de Hernández comprobó la huella en Centroamérica de «El Chapo». 

Unos juicios realizados a partir de 2017 en Nueva York contra 29 hondureños—políticos, policías y jefes criminales de Honduras—y Juan Antonio Hernández Alvarado, alias Tony, hermano del exmandatario y capturado en 2018 en EU, destaparon un secreto: siendo candidato presidencial, y con Tony de intermediario, Hernández recibió un millón de dólares en 2013 que «El Chapo» le envió con un emisario para la campaña de ese año que le llevó a la presidencia en 2014. 

Por eso, el expresidente salió este jueves de Honduras con un temor: su hermano fue sentenciado en 2021 en EU a cadena perpetua más 30 años de cárcel por narcoactividad. 

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