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Carpintería, un oficio que no muere con el paso del tiempo
Salvador Fernández, mejor conocido como “Chavita” en Concordia, desde los 12 años aprendió a tallar madera y fabricar carros para jugar, con el tiempo se convirtió en lo que lo mantiene a el y a su familia
MAZATLÁN. – Ser carpintero es un oficio que requiere de mucha práctica, de cometer erros tras error para aprender de ellos y mejorar la técnica y en Concordia muchos se pintan solos para presumir el arte de la fabricación, como es el caso de Salvador Fernández Manríquez.
Inició como carpintero gracias a su padre, desde los 12 años aprendió a tomar el martillo, a tallar la madera y a fabricarse sus propios juguetes, carros a escala principalmente, después se fue perfeccionando y a sus 37 años continua con su labor.
“Estudié y ejercí, pero la carpintería me gusta y me llama, es algo que disfruto hacer, sobre todo, porque tienes que actualizarte y buscar la manera de reinventarte, de renovar y de modernizarte, si estas con la idea de fabricar los muebles con un diseño viejo, te quedas, no es fácil, pero se logra”, declaró.
Con el tiempo, ha logrado, con la ayuda de su hermana, que es arquitecta, a aprender del diseño, de las tendencias hasta en los muebles, los estilos para cada cocina integral, es todo un proceso, para el cual, se requiere de atención, precisión y constancia, pues muchos se rinden al intentar buscar el balance.
Señala que al paso de los años va disminuyendo el número de carpinteros, precisamente por la falta de innovar, de modernizarse y porque las nuevas generaciones ya no continúan con la labor familiar, pero está deseoso de pasarle su talento a sus hijos y que ellos amen la madera y el oficio como él.
“Es difícil, todo camino tiene que irse adaptando, se sabe que no es la misma moda de hace años, pero también son pocos los jóvenes que quieren seguir, porque ahora es más técnica, es más profesionalismo, es aprender a leer un plano, tienes que saber de matemáticas, diseño, arquitectura”, dijo.
Pregunta por él en la cabecera municipal, justo por el panteón o como dice él y más fácil, por la Central de Autobuses, los de color rojo y pregunta por “chavita”, nadie le dice Salvador, solo a su papá.
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