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MAZATLÁN. – Uno de los atractivos principales del puerto, es sin duda el malecón, escenario del desfile del Carnaval Internacional de Mazatlán, lugar para trotar, andar en bicicleta e incluso caminar. Aquí te hablaremos un poco de su historia.  

El malecón no inició como una zona de esparcimiento, su idea original era de un dique para evitar problemas de inundación en la ciudad en la década de 1830, ya después se construyó un terraplén que se utilizó como espacio urbano y de esparcimiento.  

La primera sección fue lo que hoy conocemos como el viejo Mazatlán, es decir, Olas Altas. Este espacio fue uno de los primeros con alumbrado público y es de las zonas más representativas y que, hasta el día de hoy, suele ser visitada todos los días por familias locales y turísticas.  

De modificaciones y modernización  

Para la época de la Revolución Mexicana, en 1910, se extendió el Malecón en lo que hoy es el Paseo del Centenario, Paseo Claussen, de Olas Altas hasta la sección del Cerro del Crestón, y de Olas Altas hasta donde comienza la avenida Del Mar.  

En 2005 se ampliaron 5 kilómetros de banqueta del Malecón, retiraron las bancas y se colocó el barandal de acero inoxidable y los pilotes, y el diseño del piso del malecón se simularon olas del mar. 

En 2014 la modernización giró hacia la tropicalización del lugar y se colocaron las primeras palmeras iluminadas. Fueron 350 palmeras que, por toda avenida Del Mar y Paseo Claussen, al bajar el sol, se encendían; además se coloraron bancas de mármol, ante la falta de lugares donde sentarse.  

Para 2017 se volvió a remodelar el paseo costero, colocaron concreto hidráulico, eliminaron el estacionamiento central del camellón, retiraron los barandales y retomaron la idea original, además, se adaptó una ciclovía, que en la actualidad está va desde Valentino’s hasta El Clavadista.  

Uno de los más largos del mundo 

Recorrer todo el malecón es parte de la actividad recreativa y deportiva de muchos y es considerado uno de los más largos de mundo, con poco más de 7 kilómetros en su andar, desde las letras de Mazatlán hasta Paseo Olas Altas.  

A lo largo de este, puedes observar, además del mar y las tres islas, un sinfín de monumentos, piezas emblemáticas del puerto que van marcando la historia del puerto; está el monumento a la familia de Antonio López Sáenz, el de la pulmonía, el de los lobos marinos, el Monumento al Pescador, la Continuidad de la Vida, Ferrusquilla, José Alfredo Jiménez, la mujer mazatleca y hasta Pedro Infante.  

Además, hay espacios para descansar, comerte algo o solo contemplar el paisaje, como Playa Norte o Playa Pinitos, en donde hay venta de ostiones, cocos hasta langostas. También está la plazuela Sánchez Taboada con El Clavadista, un espectáculo que sólo los intrépidos se animan a realizar, y si continuas con tu camino llegarás a Olas Altas, donde hay cafeterías, bares y restaurantes que sobresalen en el lugar.  

Y si quieres caminar más, sigue por todo Paseo Claussen hasta llegar al faro y anímate a subir el Cerro del Crestón para terminar tu tarde con una panorámica de todo lo que caminaste.  

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