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Azucena Uresti SANTOS

Unos no la veían en televisión, fingiéndose ciegos. Otros no la escuchaban en radio, por presunta sordera. Y unos más decían no ubicarla nada más por el barato recurso (aludidos o meramente ruines), de hacer que por otra parte les hablaba la virgen. Ja.

Pero llegó el célebre debate a candidatos presidenciales en el que Jaime Rodríguez, El Bronco, propuso una iniciativa para cortarle las manos a quienes robaran en el servicio público. El cambio de expresión en el rostro de Azucena Uresti, a quien correspondía por sorteo regular el segmento, fue apenas perceptible y muy veloz, pero claramente era del jugador que busca y encuentra el balón botando en los linderos del área grande ante un portero atrabancado que anda allá papaloteando muy lejos de la línea de meta. Todavía le dio oportunidad de reconsiderar al sugerirle que aquello, con seguridad, no lo proponía literalmente. Pero el candidato, o sea el portero, reafirmó lo dicho alejándose más de su marco. El golazo periodístico de Uresti se vitoreó no sólo aquí, sino en la prensa internacional. Y a partir justo de ese día toda la recua de falsos ciegos, pretendidos sordos y payasos en general tuvieron que atender aquello que decía una directa, puntual e incisiva periodista de nombre Azucena.

Ahora abre un nuevo espacio en su trayectoria al sumar su presencia en el canal de paga de grupo Milenio al noticiario en televisión abierta por Canal 6. Con ese movimiento la periodista se coloca en un lugar donde todos podrán verla y escucharla en un informativo que entra de lleno en horario triple A. Lo merece, lo hará bien, eso lo sabemos, pero también sabemos algo fundamental: tendrá que haber un reajuste en la barra programática del resto de los canales abiertos porque de otra forma será su visión la única que concluya las necesidades informativas del acontecer diario.

Por lo que corresponde aquí a este escribidor está muy bien, es una magnífica manera de cerrar esa parte de la nocheantes de pasar a otros menesteres.

A ver cómo les embona (disculpe usted, lector querido, vengo de universidad pública) el cambio de estrategia informativa, porque Uresti ha recibido comentarios muy subidos de tono por parte de quienes en estos tres devastadores años detentan el poder. Recordemos para ello al menos una partecita de lo que le escribió de frente Azucena a la señorita Vilchis:

«Quienes te prometieron que serías la defensora de la verdad, te mintieron; quienes te prometieron catapultar tu carrera política al participar en esta sección te mintieron; quienes te dicen cada semana qué leer haciéndote creer que es lo correcto, te mienten. Pues, como tú misma deberás reflexionar en la intimidad de tu conciencia, se han cometido atropellos, amenazas e intentos de intimidación contra el periodismo, que, es cierto, tiene fallas y en eso tenemos todos que trabajar y reconocerlo. Pero, Ana Elizabeth, todo el periodismo debe ser libre y es un atentado contra esa libertad el tachar a los periodistas críticos de traidores o golpistas. Afortunadamente, el periodismo siempre encontrará formas de expresarse y de llegar a los ciudadanos para seguir contando lo que pasa…»

Este prosista inmoderado le desea a Azucena Uresti el mejor de los desempeños, pero no así de gélido, sino en las cálidas y trabajadas palabras del siempre joven maestro Gustavo Adolfo Bécquer: «La gota de rocío que en el cáliz/ duerme de la blanquísima azucena,/ es el palacio de cristal en donde/ vive el genio feliz de la pureza».

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