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(Redactado por Edith Villaseñor)

MAZATLÁN.- En los últimos años, el consumo de medicamentos y suplementos para bajar de peso ha aumentado exponencialmente. Impulsados por las redes sociales y figuras públicas, productos como los inhibidores del apetito y fármacos originalmente diseñados para tratar la diabetes tipo 2 han ganado gran popularidad.  

Sin embargo, especialistas en salud advierten sobre los riesgos de usarlos sin supervisión médica. 

El auge de estos productos responde a la promesa de una pérdida de peso rápida y sin esfuerzo, un anhelo común en una sociedad donde la imagen corporal sigue siendo un tema central.  

Medicamentos como la semaglutida, comercializada bajo nombres como Ozempic y Wegovy, se han viralizado por sus aparentes resultados efectivos. No obstante, su uso indebido puede provocar efectos adversos, desde problemas digestivos hasta el llamado “efecto rebote” tras suspender el tratamiento. 

Por otro lado, los suplementos dietéticos, vendidos sin una regulación estricta, pueden contener ingredientes nocivos o ineficaces.

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Uso de fármacos para bajar de peso

A pesar de su popularidad, los expertos coinciden en que no existe una “solución mágica” para perder peso y recomiendan enfoques basados en una alimentación equilibrada y actividad física. 

Mientras esta tendencia sigue en ascenso, las autoridades sanitarias han comenzado a emitir advertencias sobre los peligros de la automedicación y el uso indiscriminado de estos productos. 

La duda persiste: ¿estamos ante una revolución en la gestión del peso o frente a una peligrosa moda pasajera?

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