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CIUDAD DE MÉXICO.- Miles de habitantes de Uruapan salieron este viernes a las calles para exigir justicia por el asesinato del alcalde Carlos Manzo, ocurrido hace casi una semana. Lejos de calmarse, la indignación creció y se expresó en una marcha masiva que paralizó la ciudad.

“Él no murió, el gobierno lo mató”, coreaban los asistentes, señalando al Estado por omisión y reclamando que Manzo fue abandonado pese a sus llamados de auxilio.

La protesta avanzó hasta el centro de Uruapan, a pocos metros del lugar donde fue asesinado el edil.

Entre los gritos más recurrentes destacó el repudio al gobernador Alfredo Hernández Bedolla, a quien exigieron la renuncia, acusándolo de ineptitud y presunta complicidad.

Las consignas también alcanzaron a la presidenta Claudia Sheinbaum, a quien señalan de ignorar las advertencias de Manzo sobre la inseguridad en la región.

El comercio local se sumó al paro: cientos de negocios cerraron en señal de protesta, mientras los manifestantes, vestidos de blanco y portando la imagen del alcalde, clamaban “¡Queremos paz!”.

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En la vanguardia de la marcha avanzó Raquel Ceja, abuela de Manzo, quien entre lágrimas pidió justicia y recordó la convicción con la que su nieto decidió gobernar pese a los riesgos.

La movilización se desarrolló de manera pacífica bajo vigilancia discreta de la Guardia Nacional, mientras un convoy de la Guardia Civil arribó desde Morelia.

Entre pancartas que advertían “Miedo, solo al silencio” y gritos de “¡Fuera Morena!”, el Movimiento del Sombrero volvió a cobrar fuerza, reflejando el profundo duelo y la exigencia de seguridad que hoy domina a Uruapan.

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