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historia alcatraz mazatlán

MAZATLÁN. – Blancas, elegantes y con un olor relajante, los alcatraces son flores que con su color dan paz e iluminan su entorno, y si regalas uno, dicen que es un suspiro al alma.  

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Aquí en Sinaloa tenemos un lugar donde se siembra y se cosecha para su venta. Hablamos de la sierra de Concordia, donde cientos de alcatraces crecen y hacen una sábana blanca, con largas hojas verdes que puedes notar desde la carretera, y que son cortadas por Justino Rodríguez Lizárraga, para después venderlas en Mazatlán.  

Fotografías: Fernanda Magallanes

El alcatraz es una flor llena de pulcritud, fineza y durabilidad. Dicen que soñar o incluso regalar alcatraces blancos, significa amabilidad, compasión, sensibilidad, placer y belleza. En la cultura mexicana también representan uno de los múltiples elementos que evocan nuestras raíces. 

“De octubre a mayo es su temporada, pero en junio nosotros sembramos para que crezca durante cuatro meses, es una flor muy noble que, si la tratas bien va a crecer, así son las flores, procuro cortar de ramos pequeños, medianos y grandes y si tú vas, encontrarás blanco de tanta flor”, comentó Justino.  

Al alcatraz le gusta el sol, pero no directo, le gusta el clima templado, ni muy caliente, ni muy frío. Si las colocas en un florero, busca que tu ramo esté con suficiente agua y cámbiala cada tercer día. Justino recomienda que compres la docena de botones de alcatraz, te durarán hasta 20 días.  

Él trata de cortar docenas de diferentes tamaños, las coloca en cubetas y se las trae a Mazatlán, comúnmente lo verás en la zona de la plazuela Machado o la avenida Zaragoza, le gusta recorrer las calles del Centro, a veces viene con su sobrino o uno de sus hijos y se dispersan. 

“Trato de estar en Mazatlán cada ocho días, camino por el Centro, los que me conocen me esperan porque el alcatraz da tranquilidad en una casa, por su color blanco, da paz, el blanco es un color que a todos tranquiliza”, comentó.  

Los canadienses y estadounidenses son sus principales clientes, muchas veces, en una sola visita se le terminan todas las flores, pues su precio aún se mantiene económico, a sólo 120 pesos la docena.  

Aunque Justino dice que no dedica su vida al 100 por ciento a la siembra de esta flor, el alcatraz es su hobbie y se ha convertido en su flor favorita.  

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