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MAZATLÁN. – Dicen que la esperanza es lo último que muere, sobre todo cuando se trata de la búsqueda constante de un ser querido: un hijo, una hija, un esposo, un padre, una madre. En el Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada, la fe es lo que mantiene a muchas de estas familias en pie.  

En una misa especial celebrada a las 12:00 horas en la Basílica de la Inmaculada Concepción, los integrantes de las rastreadoras de Mazatlán “Tesoros Perdidos Hasta Encontrarlos” se reunieron, llevando globos blancos atados a sus muñecas, oraron y una vez más depositaron su confianza en Dios, buscando renovar sus fuerzas en lucha.  

A Nohemí Padilla le falta un hijo, Juan Carlos Rivera Padilla, desapareció el 27 de mayo del 2019 y desde entonces, se unió a las rastreadoras, va a los terrenos baldíos, a la maleza, incluso entre los indigentes busca a su hijo, dice que lo busca con vida.  

“Esta lucha es de todos los días, hasta encontrarlos, buscarlos. Siempre salimos a las calles con la esperanza de encontrarlos en cada rostro que vemos, sus miradas. La esperanza de seguirlos buscando no muere, a pesar de los años. Uno no pierde la fe”, comentó.  

La misa empezó puntual, el sacerdote en turno refirió que la misa era especial, un homenaje para aquellos familiares que son víctimas de desaparición. Uno a uno los nombró y llamó a sus familias a no perder la fe, a seguir rezando y a no abandonar el camino de la esperanza.  

María Esther Ríos, otra buscadora incansable, señala que, aunque ha descuidado otras partes o situaciones de su familia, su búsqueda es constante. No descansa y es precisamente esa fe en Dios la que la mantiene de pie y al pendiente del resto de su familia.  

“No nos vamos a cansar hasta encontrarlos, porque hemos descuidado a otros familiares, a mi hija en lo personal, a veces me acompaña, pero que necesita cuidados también… el amor de una mamá no tiene límites”, dijo.  

Aunque mi hijo ya no esté con vida, yo sigo en la lucha  

Irma Arellanes es la líder de las rastreadoras de Mazatlán, fundó la asociación precisamente para iniciar con una búsqueda masiva de su hijo… lo encontró, pero sin vida, desde entonces ha apoyado a los familiares que viven en su misma situación a buscar y dar apoyo moral, hasta que los encuentren.  

“A mis compañeras siempre les digo, que, aunque no los encuentren, ellas tienen la esperanza de que estén vivos. Desgraciadamente el mío está muerto, no tengo la esperanza de que mi hijo regrese a la casa, no, no va a regresar porque ya sé dónde está. Pero la fe siempre debe permanecer”, comentó.  

Poco antes de las 13:00 horas, la misa terminó y en caravana se reunieron en el Santuario de los Desaparecidos de la Plazuela Zaragoza, y ahí realizaron una colecta y kermés con venta de pozole, tamales, pastel de atún, aguas frescas y más. La finalidad: conseguir fondos para las búsquedas.  

Día Internacional de las Víctimas de Desaparición Forzada 

El 21 de diciembre de 2010, la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas, en virtud de la resolución A/RES/65/209, expresó su preocupación, en particular, por el aumento de las desapariciones forzadas o involuntarias en diversas regiones del mundo, de ahí se denominó el 30 de agosto como un Día Internacional para recordar.  

Esta resolución acoge con beneplácito la aprobación de la Convención Internacional para la protección de todas las personas contra las desapariciones forzadas. Los Días Internacionales, señala la ONU, dan la oportunidad de sensibilizar al público en general sobre temas de gran interés, tales como los derechos humanos, el desarrollo sostenible o la salud.  

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