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quinta echeguren

MAZATLÁN. – La Quinta Echeguren es uno de esos rincones mágicos de Mazatlan que guardan cientos de historias con una vista increíble del Océano Pacifico y aunque hoy en día es uno de los salones de eventos más populares de Mazatlán, este lugar guarda una historia increíble que hoy te presentamos.

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Este bello jardín perteneció a una de las familias más adineradas de Mazatlán en 1800. De acuerdo a Enrique Vega Ayala, cronista de la ciudad, se cree que la casa legendaria construida en la cumbre del Cerro del Vigía era una réplica exacta de la finca originaria de la esposa de Don Pedro Echeguren, de la ciudad española de San Sebastián.

Primero lo primero, los Echeguren eran la familia más rica de Mazatlán, pero vivían en España. Su fortuna estaba ligada a las minas de Guadalupe de los Reyes. En 1863 eran ya dueños de la mayoría de las acciones de esa negociación minera, una de las más prósperas de la región.

Pedro Echeguren y Herrerías fue quien mandó construir el chalet del Paseo del Centenario. Fue el último que buscó mantenerse cerca de sus negocios, así fuera sólo por temporadas. Para eso edificó la hermosa Quinta, pero no la disfrutó, pues, poco después de concluida la obra, murió en 1907.

La Quinta era famosa a finales del siglo pasado, por las grandes fiestas que allí se celebraban. Incluso, Amado Nervo, en sus tiempos de reportero en El Correo de la Tarde, realizó las crónicas de tan sonadas celebraciones.

Vega Ayala menciona que los mazatlecos pensaban que tenía una maldición, debido a que esta fue destruida en dos ocasiones, una porque el encargado de cuidar la casa murió en ella víctima de la peste bubónica en 1903. La finca fue incinerada por instrucciones de la Junta de Caridad debido a su localización justo en uno de los barrios donde tuvo su origen la epidemia.

La segunda ocasión fue porque cayó una centella que junto a la metralla que ahí se encontraba terminó en un fuego que no se pudo controlar, este acto alejó definitivamente a los Echeguren del puerto.

Por más de 50 años estuvo en calidad de baldío, hasta el año de 2018 que se comenzó a rehabilitar las ruinas para formar la famosa «Quinta Echeguren», un lugar para realizar un evento soñado.

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