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vocación sacerdotal

MAZATLÁN. – La pandemia por Covid-19 no solo afectó en temas de salud y económicos, sino que también repercutió en la religión católica, la cual registró un notable impacto en la vocación sacerdotal en estos últimos años.

Para el obispo de la Diócesis de Mazatlán, monseñor Mario Espinosa Contreras, en Mazatlán las vocaciones por la vida religiosa se vieron fuertemente afectadas y a tres años del inicio de la contingencia sanitaria aún no se han podido recuperar por completo.

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“Siguen entrando al seminario, realmente tuvimos una gran baja en la pandemia, fueron tres años tremendos, pero pues fue la historia de todos porque todo bajó y disminuyó y ahora estamos tratando de recuperar”.

Explicó que, actualmente, el ingreso de seminaristas va aumentando poco a poco, aunque no de la manera que ellos esperaban, por lo que han optado por implementar estrategias para atraer a los jóvenes, una de ellas es seguir fomentando la organización de la Pascua Juvenil para que más jóvenes conozcan sobre religión.

Destacó que las vocaciones a la vida religiosa son importantes, pues cuanto más sacerdote haya, hay más evangelización y sobre todo se llega a más población.

A nivel municipal, el monseñor calificó a Mazatlán como un municipio donde se sigue practicando la fe, un acto sagrado que realizan los ciudadanos de una forma noble, honesta, alegre y agradecida, motivo por el cual considera que la eucaristía se mantiene viva.

“La eucaristía en todas las parroquias la gente la vive con gran intensidad, con gran fe, con gran respeto. Se siente muy bien, porque se nota que la gente lo disfruta y aprovecha”.

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