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MAZATLÁN. – Existen personas que cuando parten del mundo terrenal dejan un huella importante en la sociedad, y este es el caso del escritor nayarita, Amado Ruiz de Nervo y Ordaz, quien falleciera un 24 de mayo de 1919, y hoy fue recordado en sus 103 aniversario luctuoso.

Amado Nervo, como se le conoce a este gran escritor, poeta y periodista, plasmó en sus libros grandes anécdotas que hasta la fecha se recuerdan con gran cariño.

La Plazuela Machado fue el escenario perfecto para recordar a este gran personaje mexicano por parte de escritores, poetas y promotores culturales.

Joaquín López Hernández, escritor sinaloense, encabezó la plática de los grandes momentos que tuvo Amado Nervo, sobre todo a su paso por Mazatlán.

Amado Nervo, fue poeta mexicano nacido en Tepic, Nayarit, en 1870, y murió hace 103 años, en Montevideo, Uruguay, país a donde llegó siendo embajador de la cultura mexicana.

En la reunión se recordó un poco de su vida, sus primeros andares con letras que fueron en “El Correo de la Tarde”, de Mazatlán, donde escribía poemas, crónicas y ensayos.

Las personas presentes en el lugar coincidieron en que sus obras merecen se honradas en Mazatlán, pese a que no es su lugar de origen fue uno de los sitios donde este escritor vivió grandes momentos.

Algunos poemas que se recuerdan son; Amiga, mi larario está vacío, Bon soir, Cobardía, El retorno, pero sin duda uno de los poemas que dejó para el recuerdo en la memoria de miles y que sigue marcando un significado importante es el llamado En Paz.

En el lugar también estuvieron presentes el poeta Guillermo Osuna, y Javier Chimaldi, promotor cultural  en Mazatlán.

Poema En Paz

Muy cerca de mi ocaso, yo te bendigo, vida,
porque nunca me diste ni esperanza fallida,
ni trabajos injustos, ni pena inmerecida;

porque veo al final de mi rudo camino
que yo fui el arquitecto de mi propio destino;

que si extraje las mieles o la hiel de las cosas,
fue porque en ellas puse hiel o mieles sabrosas:
cuando planté rosales, coseché siempre rosas.

…Cierto, a mis lozanías va a seguir el invierno:
¡mas tú no me dijiste que mayo fuese eterno!

Hallé sin duda largas las noches de mis penas;
mas no me prometiste tan sólo noches buenas;
y en cambio tuve algunas santamente serenas…

Amé, fui amado, el sol acarició mi faz.
¡Vida, nada me debes! ¡Vida, estamos en paz!

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