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MAZATLÁN.- Como un hobby, fue así como inició Viridiana Corlosqui su empresa de trufas de chocolate. Ella es una joven emprendedora mazatleca cuya vida gira entorno a sus grandes pasiones: la creatividad y la innovación.  

Para Viridiana, su empresa se ha convertido en una gran oportunidad para conectar sus diferentes pasiones y aportar valor a otras personas.  Al igual que muchas otras empresas en el mercado, vende chocolates. Sin embargo, a diferencia de otros, ella siempre tuvo en claro que si quería ganar un espacio en el corazón y paladar de sus clientes debía hacer las cosas de una manera única, por lo que decidió elaborar deliciosas trufas.   

Muchas veces las personas piensan que un negocio comienza con noches de insomnio, sin poder dormir, o con mil y un dolores de cabeza por no saber qué hacer, pero para Viridiana fue diferente, por su mente jamás pasó la idea de emprender ni mucho menos crear una empresa.    

Foto: Karyna Sánchez

La historia se inició por allá en el verano de 2012, a los 17 años, cuando ella se encontraba tratando de hacer algo con el tiempo libre que tenía, sin imaginarse todo lo que el futuro le tenía preparado.  Siguiendo una receta que vio en su celular, se adentró en el mundo del chocolate y de las trufas. Al principio solo fue para comer junto a su familia, pero después decidió venderlas y vaya sorpresa que se llevó, puesto que las personas quedaron fascinadas con su producto.   

“Yo empecé haciendo las trufas nada más por hobby, luego a las personas les empezó a gustar, la gente comenzó a presionar y fue así como se inició esta bola de nieve, cada vez más grande”.   

Al ver éxito que estaban teniendo, Viridiana y su familia pusieron en marcha una empresa que nacía no solo para ganar dinero extra, sino que también para iniciar una aventura en el mundo del emprendimiento.  ¿Cómo se llamaría la marca? Corlosqui, por supuesto.    

Las voces corrían rápidamente, a Mazatlán había llegado un nuevo producto que, además de ser casi nuevo en el puerto, era completamente delicioso. Poco tiempo después de haber replicado una receta, sus trufas de chocolate estaban siendo vendidas como pan caliente en las escuelas y, principalmente, en los abarrotes de la ciudad.  

“Yo creo que yo no emprendí, si no que fue al revés. Jamás imaginé que se convertiría en el negocio familiar, un negocio que le da trabajo a muchas personas”.   

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Comenzar con un solo producto fue un gran acierto, esto le permitió enfocarse en su meta: “hacer de Corlosqui una marca conocida”, a los años, comenzaron a crear trufas de diferentes sabores y a tener su pequeña cocina donde se hace la magia.  Todo inició con la de chocolate tradicional, pero poco a poco se fueron incluyendo en su menú sabores como café y nuez.   

A pesar de las dificultades, Viridiana ha sido persistente y paciente, lo que le ha permitido crecer constantemente desde que inició vendiendo en 2012, ampliando sus canales de distribución, lanzando nuevos productos y llegando cada vez a más clientes.   

Actualmente Trufas Corlosqui cuenta con trufas de variedades distintas de chocolates y continúa ampliando sus productos de acuerdo a las necesidades de sus clientes. ¿Qué sigue?  Ella piensa seguir construyendo sus sueños con chocolate, puesto que ha optado por tomar clases para elaborar chocolate desde cero, un nuevo reto que está dispuesta a enfrentar para implementar nuevos y deliciosos productos. 

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