contacto@punto.mx
perla ledesma

MAZATLÁN.- Cuando piensas que ya has vivido lo suficiente, que eres feliz, que tu familia está en paz y tu vida amorosa es estable, llega el cáncer y todo eso se transforma, se torna de colores vivos a blanco y negro, no piensas en nada, estás en shock y en un abrir y cerrar de ojos tu vida pasa enfrente de ti, así recuerda Perla Ledesma el momento en el que se enteró que tenia cáncer de mama, en 2018. 

Toda su vida ha trabajado para el Hospital General de Mazatlán, en el área de Farmacia. Se sabe de pies a cabeza los nombres de los medicamentos, sus componentes y las claves para identificarlos. Está rodeada de médicos, enfermeras y enfermeros, iba a revisiones, chequeos, mastografías anuales, “¿cáncer, yo? Jamás”, se respondía así misma, así como le sucede a cientos de mujeres en México y en el mundo. 

“Me estaba bañando cuando me detecté una ‘bolita’, un año antes ya me había detectado una pero se quitó con el tiempo, fui a revisión y me dijeron que no era nada, pasó noviembre, diciembre y la ‘bolita’ no se iba y fui con el radiólogo, ¿por qué no habías venido antes? Fue su pregunta, ahí me preocupe”, contó. 

Perla expresó que cuando vio los ojos del especialista supo que era cáncer, así, sin conocer sus resultados, esa escena la ha visto en pacientes del hospital todos los días, sabía lo que significaba y a la primera persona que le marcó fue a su esposo, con miedo, lágrimas y voz quebrada y aunque su pareja trataba de calmarla, ella sabía que lo que se venía era lo más fuerte, tratar de sobrevivir. 

Dar la noticia, dijo, es de las cosas más difíciles, sobre todo a sus hijas, a sus hermanos pero sobre todo a su mamá, pues un antes habían vivido la reciente pérdida de su papá, sobre todo cuando les tuvo que explicar que tenía que pasar el proceso de una biopsia y todo lo que implicaba ese duro proceso por el que muchas no sobreviven. 

“Benévolo o no, no deja de ser cáncer, son noticias que no quieres escuchar, pero, si hubiera sabido en aquel entonces que iba a estar como estoy ahora, no hubiera llorado tanto, pero lo tienes que vivir para aprender”, declaró. 

‘Vivir con un seno, la decisión radical que me salvó la vida’

Había dos opciones, una cirugía convencional, que significaba abrir solo una parte de su pecho, retirar el tumor y cerrar, como si nada hubiera pasado; la segunda, una cirugía radical, es decir, retirar todo el seno izquierdo y pensar en una reconstrucción años más tarde, Perla eligió, sin pensarla, la segunda opción. 

Ella cuenta que pensar en una cirugía convencional, por lo que había escuchado, era vivir con un 50 por ciento de probabilidades que volviera a salir el tumor, en cambio, retirando todo, aumentaba su porcentaje de supervivencia y de no tener que volver a pasar por lo que estaba a punto de iniciar… así fue. 

“Yo no soy un pecho, yo prefiero mi vida y aunque muchos me trataron de convencer de no ser tan radical, era yo quien iba a pasar por todo, quien se iba a quedar sin cabello, quien no iba a dormir y no, debemos aprender a pensar en nosotros mismos primero, después en el que dirán”, añadió. 

Foto: Karyna Sánchez

Y aún así, con una cirugía exitosa, no libró pasar por quimioterapias, pérdidas de pelo, vómitos y mareos constantes, idas y venidas al médico, chequeos. Su piel cambió, se resecó; su cabello se pintó de un color distinto; sus dientes, sus ojos, pero no se dio por vencida y de la mano de su familia logró salir adelante, siempre con una sonrisa. 

Usaba turbantes de diferentes diseños y colores, se pintaba la boca, se vestía para recibir visitas, salía a pasear, ahí aprendió que con su experiencia podía llegar a más personas, si en su proceso no estuvo sola, en el de las demás tampoco. 

Apenas hace un año, a mediados del 2020, terminó con su terapia, con sus medicamentos, se sintió libre. Su cabello volvió a crecer, su color ha mejorado poco a poco y su sonrisa ha crecido día con día, viviendo y gozando a los que la rodean. 

‘Las de una teta’, su lugar de sanación 

Por una coincidencia en redes sociales, encontró una comunidad en donde hablaban de experiencias sobre el cáncer, se identificó tanto, a tal grado que la fundadora Arlien Ramos Rodríguez, quien es originaria de Mazatlán pero vive en el sur del país la invitó, que con el tiempo se han convertido en grandes amigas, “Las de una teta”.

Recién iniciaron un podcast, hay mujeres de todo México, Cuba, Centroamérica, Sudamérica, Estados Unidos, Canadá e incluso han llegado a España, con mujeres que se han sentido identificadas, en donde no solo se habla de cáncer de mama desde la experiencia, sino también desde el lado científico, médico, psicológico y sexual. 

“Definitivamente hay un antes y un después de Perla y esta comunidad me ha fortalecido, he aconsejado a otras, les cuento mi experiencia, nos damos ánimos, estamos juntas en esto, nunca sabes donde vas a encontrar una amistad y estamos a punto de convertirla en asociación”, dijo. 

Ya han tenido reuniones presenciales, la última aquí en Mazatlán, en donde pasaron los días en la playa, platicaron, se abrazaron y nunca dejaron de sonreír, esperando que para el 2022 ya sea de manera oficial una Asociación Civil que busca ayudar a las mujeres con cáncer de mama. 

Descarga gratis nuestra App

Download on the App Store    Disponible en Google Play