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TÉCNICO VERTICAL ALTURAS

MAZATLÁN.- Todos puedan limpiar un cristal, pero son pocos los que se atreven a realizarlo a más de 100 metros de altura. 

Juan Olivares, de 23 años de edad, viste pantalón y camisa cómodos, y unos tenis. Trae consigo su arnés, un descensor, equipo de amarre, bloqueadores tanto de mano como de pecho, un anticaídas deslizante, un casco y por supuesto, una cuerda que le permite ascender y descender. Además trae jabón, una esponja y un jalador para vidrios.

Desde hace un par de días se encuentra en Mazatlán limpiando los cristales de Torre Buks Business Keys, un edificio de 15 pisos de altura desde donde se ve todo el puerto, hasta el inicio de la sierra.

Foto: Aarón Osuna

Sus inicios

Desde hace 4 años, el joven ha convivido día a día con una sensación de peligro y adrenalina que le eriza la piel, pero que a la vez le gusta. Él es originario de Guadalajara y trabaja como técnico vertical para una empresa jalisciense.

Y aunque por la mente de Juan nunca pasó la idea de dedicarse a eso, al principio sólo tenía la labor de limpiar vidrios de comercios de un piso, pero conforme pasó el tiempo decidió tomar el valor de comenzar a trabajar en las alturas. 

“Yo no conocía a ninguna empresa ni trabajos de estos de altura, nunca había visto lo que era este tipo de trabajo”. 

Foto: Aarón Osuna

Todo un reto

Juan ya domina las alturas, pero no siempre fue así. Las primeras veces que lo hizo el miedo lo petrificaba a tal punto de quedarse inmóvil.

“Sentí miedo y la adrenalina que sientes pues sí te dobla, no me podía soltar, quería estar todo el tiempo pegado a las cuerdas para poder trabajar”, dijo a Punto MX.

Pasado el tiempo, ese sentimiento de miedo se transformó en algo más, ahora Juan disfruta su trabajo, tiene mucha más confianza en sí mismo, confianza que no solo es llevada en su vida laboral sino que también en la personal. 

Aparte de disfrutar lo que hace, Juan aprovecha para contemplar los paisajes que este les regala, vistas panorámicas y postales inolvidables es un lujo que se puede dar. 

Un error podría costarle la vida

El joven de 23 años se mueve con destreza, de arriba a abajo, de un lado a otro. Los vidrios quedan impecables con una sola pasada, y pese a que cuenta con equipo de protección, no se permite la distracción, ya que un error puede costarle la vida.

Por ejemplo, antes de iniciar tiene que revisar que el equipo está en perfectas condiciones, y debe tomar en cuenta hasta las condiciones climáticas como los fuertes vientos y las altas temperaturas.

“El principal problema es el aire, a cierta altura tú para el aire eres como una basura, es peligroso por algún golpe, también el sol es un factor, porque nos podemos deshidratar”, expresó.

Su trabajo se podría considerar un deporte extremo, pues lo más alto que ha estado son 215 metros, que equivalen a 45 pisos, una altura a la que pocos se han enfrentado. 

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