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Sorprende y al mismo tiempo decepciona la cantidad de sitios en la web dedicados al rock mexicano, donde se anuncian, presumen, ofertan sus discos y se balconean muchos grupos de rock nacional, lo mismo que caimanes profesionales de todas las índoles posibles. Coleccionistas, opinólogos, gurús, influencers patito, improvisados comunicólogos y una fauna interminable del culto diario a Facebook, pontifica por minutos las bondades, verdades y maldades de nuestro rock. Ahí confluyen diariamente y terminan su día a día, a la velocidad del olvido.

Hay una gran cantidad de grupos desconocidos que aparecen fugazmente, para volver al anonimato en cuestión de minutos (en los casos más afortunados) y segundos (en los fatales). Volver a ver la información que se atraviesa, es casi artículo de fe, a menos que se esté en un grupo o logia en los que se pueda confiar. Esta semana, por ejemplo, el confiable Zuitt Mandra, publica en Facebook sobre bootlegs de Fobia y Amantes de Lola.

Otros ofrecen en venta discos compactos raros de Espécimen, mientras hay los que prometen mini afiches de conciertos, gafetes y boletos de eventos.

Rock 111.com informa sobre 11 mujeres del rock mexicano, mientras hay algunos enlaces compartidos de YouTube.com, con parte del abanico de posibilidades que se ofrecen en esta red, como un remasterizado de Vago y metal de calidad como el que ofrece Transmetal. Hay también los apoyos emergentes a músicos caídos en desgracia como Sergio, El Condor, Mancera y el Papaito.

Sin embargo, la venta y el trueque siguen siendo como el aviso de ocasión: lo más rentable. También se vierten algunas opiniones especializadas de hacia dónde se dirige nuestro rock en voces casi desconocidas, para propios y extraños.

En el orden de las actividades del rock nacional en redes están hasta viejas remembranzas de conciertos que terminaron muy mal, como el de Caifanes hace 34 años, en la delegación Iztacalco. Muchos buscan en redes revelaciones, discos perdidos, inconseguibles (como los de la Revolución de Emiliano Zapata) y otras joyas históricas; porque a ningún disco se le pone ningún pero, sobre todo si son «joyas», no importa si se subastan, vendan o rematan.

Bueno, hasta han aparecido «las cintas originales» de capitanes del progresivo nacional.
Si se está en algún grupo de coleccionistas hay que obedecer sus reglas y estatutos para profesarles culto a discos que prácticamente nadie conoce, más que por el nombre.

Por eso hay temas como recuperaciones, entrevistas interminables, ofrendas, delirios compartidos, rezos, loas y lisonjas, utilizando para el caso videochats y zooms compartidos, con nuevas actividades y hasta publicaciones con navegaciones que vienen al caso.

Es otro mundo de extraña confiabilidad y también de gustos excéntricos.

Hasta las disqueras independientes se sorprenden ante tal cantidad de fábulas y mitos que se venden al mejor postor, que se copian sin el menor pudor, y que encomiendan al creador, que no es el rockero inventor de la escena nacional: Javier Bátiz.
pepenavar60@gmail.com

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