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Panteón Ángela Peralta

MAZATLÁN. – El Panteón Municipal número 2 Ángela Peralta es considerado una de las joyas más antiguas y arquitectónicas de Mazatlán, bien pudiera ser un museo con 153 años de historia, al ser fundado en 1869.

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Este cementerio no fue el primero de Mazatlán, y fue bautizado con ese nombre en honor a la cantante de ópera de talla internacional, Ángela Peralta, nacida en la ciudad de México, el 6 de julio de 1845, y que falleció en el puerto de fiebre amarilla, sin poder cumplir su cometido de dar un concierto en 1883.

Aunque con el tiempo vinieron por el cuerpo de Ángela Peralta y se lo llevaron a la entonces Rotonda de los Hombres Ilustres, de la Ciudad de México, por lo que la cantante no está enterrada en este cementerio.

Este cementerio vino a suplir al panteón número 1, que se ubicaba en la actual Plazuela Ángel Flores, mismo que era conocido como “Panteón de los Protestantes” porque ahí, “en tierra sin consagrar”, se inhumaba a los extranjeros que profesaban religiones distintas a la católica.  

El terreno original  

La peste amarilla trajo consigo una gran mortandad de personas en el puerto, lo que hizo necesario que el panteón se expandiera de manera impensada, llegó a crecer hasta donde actualmente se encuentra la estación de bomberos, pero con el paso de los años y con el desarrollo de Mazatlán, el panteón fue recortado.

El área donde estaban las tumbas comunes, que se abrieron para recibir a las víctimas de la peste, fue vendida, esta llegaba de la esquina de Gutiérrez Nájera y Gabriel Leyva, hasta la barda de la Escuela Náutica. 

Actualmente es el panteón más antiguo, de hecho, en él hay tumbas que datan de los siglos XIX y XX, no se tienen datos de que exista una del siglo XXI. De hecho, sus tumbas son de las famosas debido a que en algunas de sus lapidas están hechas con mármol.  

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¿Quiénes están enterrados ahí?  

Además de ser conocido como el panteón más antiguo, también se le conoce como el cementerio de las estrellas. ¿Por qué? Ahí yacen personas ilustres de la historia mazatleca como el filántropo German Evers, Enrique Mora, compositor del vals Alejandra, o la profesora Agustina Monterde. 

Aquí descansan los restos de varios personajes ilustres, como es el caso de la tumba del compositor y pianista mazatleco Enrique Mora Andrade; que fuera profesor de La Academia de Música de Mazatlán y que compusiera los valses más bellos del mundo, el Vals Alejandra y Emilia, entre otras composiciones de este autor están: el Pasodoble, Reverie mexicano, las Mazurkas, Leoba y Angelita y la Marcha, Viva Cuevas, en honor al Insurgente Gregorio: I. Cuevas. Mora nació en Mazatlán el 14 de julio de 1876 y muere en 1913 de cirrosis. 

La tumba de los Señores Gómez Rubio, una de las familias más pudientes en Mazatlán en el siglo XIX. Esta tumba está conectada con la del compositor Enrique Mora, pues el padre de Manuel Gómez Rubio le mandó a componer una Marcha Nupcial en su boda al talentoso músico. 

También tenemos a la tumba de Los Chinos, que llegaron a Sinaloa a mediados del siglo XIX y se instalaron en Mazatlán por ser un puerto propicio para el comercio también es una de las más conocidas.

Otra tumba memorable es la de German Evers que nació en Beerkeen S. Peire Hannover provincia de Alemania, el 9 de noviembre de 1848 y llegó a Mazatlán en 1884, en esos años se hizo cargo de la fábrica de hilados la bahía, única en su ramo en el puerto, la Casa Melchers era la única distribuidora de las telas de la Bahía y cerraron en 1903. 

La tumba de los Haas y los Espinoza de los Monteros también tienen su historia, Jesús Ricardo Haas, quien está sepultado en uno de los pasillos principales de este panteón, fue el primer Hass que llegó a Mazatlán era de origen Judío Alemán. 

En este panteón existe una tumba que resalta entre las demás por su tamaño, es la de los Díaz de León, una de las familias prominentes del puerto en el siglo XX, ellos tenían diversos negocios, entre ellos, una cervecería llamada el Listón Azul, una fábrica de chocolates y la fábrica de tabaco “El Vapor”. 

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